Nadie nos suele dar las claves reales sobre el relevo de un
Delegado del Gobierno en Ceuta, pero lo cierto es que García
Arreciado ha dejado la plaza en la que ya estaba empezando a
andar con soltura.
Puede ser que haya sido a petición propia o que su sucesor
haya querido estar más cerca de casa y le haya pisado el
puesto o también que quien haya analizado la gestión del
Delegado haya llegado a la conclusión de que poco o nada ha
aportado al despegue del socialismo en Ceuta.
Su llegada desalojó a Jerónimo Nieto, un hombre tranquilo
que se llevaba bien con Vivas y que despreciaba al equipo
socialista instalado en la Asamblea de Ceuta, equipo, con
Toñi Palomo entonces al frente, que se esforzó lo suyo para
exiliar al bueno de Jerónimo que, todo hay que decirlo,
salió de Ceuta de mala manera.
García Arreciado procuró congeniar con Toñi Palomo lo
suficiente como para no generar fricciones que le
indispusiesen más de la cuenta, pero en el fondo levitaba
por encima de las miserias de aquella secretaria general del
PSOE que no conectaba ni siquiera con sus propios
correligionarios, empeñada como estaba en desgastar a
cualquier precio la figura del Presidente Vivas, un gigante
político frente a ella y su equipo, cosa de la que García
Arreciado se dio cuenta pronto.
Pero en esto de la política a uno le piden cuentas rápido y
los éxitos electorales se pagan mal, pero las derrotas se
cobran con una cruel inmediatez. Y la derrota hasta la
fulminación del PSOE en las elecciones a la Asamblea de
Ceuta, no sólo acabó con la carrera política de Toñi Palomo,
sino que dejó al descubierto la escasa influencia que estaba
ejerciendo en Ceuta el Delegado del Gobierno, hombre
simpático, con aspecto de cultivado, amante de los sabores
ácidos y buen polemista pero sin capacidad de calar hondo en
una sociedad como esta, difícil sino se está muy dentro de
ella.
Las elecciones generales fueron finalmente la prueba de
fuego para un Delegado del Gobierno que había disfrutado de
la presencia institucional del Presidente Zapatero y de S.S.
M.M. los Reyes, auspiciada esta última también por el
Gobierno de Zapatero, pero los resultados finales, por mucho
que él los quisiera maquillar con la famosa frase de “ha
nacido un crack”, no dejaban de ser otra cosa que un nuevo
varapalo para el PSOE, que de no haber contado con la ayuda
de Mohamed Alí hubiera llorado con lágrimas de sangre.
Por el contrario, el Delegado del Gobierno en Melilla, que
ahora sucede en el cargo en Ceuta a García Arreciado,
bastante menos polemista y por tanto sin la necesidad de
tener que dar tantas veces marcha atrás, ha dejado en
Melilla a un PSOE que se ha quedado a menos de doscientos
votos de ganar al PP en las últimas elecciones generales,
integrando además a Aberchán en sus listas al Senado,
multiplicando las posibilidades del PSOE melillense de
convertirse en alternativa real al PP de Imbroda.
Parece evidente que las personalidades de ambos Delegados
son bien distintas, pero Chacón ha hecho más trabajo de
hormiguita que ahora se recompensa y Arreciado ha sido la
cigarra que al final pasa frío cuando llega el invierno.
Lo deseable es que el nuevo Delegado, sepa mantener
permanentemente ese tono institucional que de él se espera,
evitando la guerrilla constante con la Ciudad en la que el
saliente se había enfrascado y en la que, al final, llevaba
siempre las de perder teniendo que replegarse.
Que nadie se engañe, puesto que Chacón y así lo ha proferido
ya, es militante socialista y procurará, como ha ocurrido en
Melilla, arrimar el ascua a su sardina, pero visto lo pasado
con su predecesor, es a buen seguro que lo hará de una forma
más cortés, aunque quizás también más eficaz a la postre.
Tiene el nuevo Delegado buenas referencias del Presidente
Vivas, pero también tendrá instrucciones de encontrar el
modo de desgastar su preponderancia política en Ceuta en
favor de la administración general del Estado, que con su
llegada comenzará a poner en valor todo lo que hace en
Ceuta.
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