Estaba comprando algunos
complementos de informática con los que proseguir mis
trabajos “caseros” cuando al llegar a los DVD’s, el vendedor
me indica que en el precio viene incluido el impuesto
exigido por la Sociedad General de Autores de España (SGAE).
Esto era en Málaga. Y no sólo eran los DVD’s sino todo tipo
de material informático el que estaba gravado con el canon.
Bueno, mucha tinta se ha corrido sobre éste sistema de
recaudación cuyo único objetivo es el de incrementar el arca
económico de la SGAE de una manera brutal.
En realidad nadie tiene por qué abonar un impuesto por algo
que no utiliza ni utilizará y de si alguna vez lo hace eso
es puntual.
Pagar impuestos por grabar un vídeo doméstico o guardar
datos informáticos personales de uno no es de recibo, ni
mucho menos, abonar un servicio que no se recibe de ninguna
manera.
A causa de ese desbarajuste ha salido a la luz una nueva
filosofía contrapuesta a la SGAE en defensa de la libre
difusión de la cultura, lo que se traduce en dos modelos
antagónicos de entender un mismo fin. Se ha creado la EXGAE.
Muchos artistas han tenido problemas con la SGAE, desde
músicos pasando por hosteleros hasta personas que pertenecen
al sector informático. Experiencias desagradables que
empiezan por el contrato leonino de la SGAE, que exige un
período mínimo de permanencia en la misma de tres años, y
para darse de baja hay que solicitarla un año antes, lo que
se contradice con el derecho a la libertad de decisión.
Es buena la propuesta de la EXGAE, no proponen un modelo
cerrado y su objetivo es mostrar las distintas alternativas
que un artista puede disponer a la hora de registrar su obra
e incluso mecanismos legales de defensa ante las demandas
presentadas por la SGAE.
A través de Internet todos tenemos unas alternativas libres
como son el registro de la propiedad intelectual o las
licencias Creative Commons y Copyleft, contraria ésta última
al Copyright, y que contribuyen a la libre difusión siempre
y cuando se respete la autoría de la obra.
Lo que de verdad dan ingresos a los artistas, musicales en
éste caso concreto, no es la venta de discos sino los
conciertos, tesis ni mucho menos nueva, ya que el hábitat
del músico por naturaleza es el escenario e Internet es el
medio para propagar su obra y conseguir más conciertos.
Las maneras de difusión han cambiado y ya no hace falta la
figura del representante que lleva los discos a la tienda,
como ejemplo tenemos a Coldplay y a la temperamental Madonna
que usan MySpace, que es música gratis, porque los portales
dan incluso oportunidades a los artistas noveles para darse
a conocer.
El creador intelectual puede vivir de su trabajo sin
necesidad de contar con una entidad de gestión, que sólo
alienta el miedo a la supuesta extinción de la cultura,
además de que la SGAE está cobrando, en muchos casos, cuando
no le corresponde.
De hecho ya ha saltado la polémica dentro del mundo
político. ¿Pagan el canon impuesto por la SGAE los partidos
políticos? Los partidos políticos suelen repartir propaganda
en formato libro y/o DVD’s, que deben estar sujetos al pago
del canon, cosa que contradice el derecho de los demás al
mismo trato. Por cierto que un partido político repartió un
millón de DVD’s durante la pasada campaña electoral, lo que
hubiera significado el pago de más de un millón de euros en
concepto del canon. Si tenemos en cuenta que un DVD soporta
un canon de hasta 1,2 euros.
Ello implica una financiación encubierta para los partidos
políticos y las fundaciones que aprovechan su poder para
conseguir precios 50 veces más bajos que los que recibe un
ciudadano en las mismas condiciones.
Es brutalmente ilegal que la SGAE, a semejanza del IVA,
cobre el canon a los comercios que adquieren material para
su posterior venta y luego vuelvan a cobrarlo cuando venden
dicho material al cliente. Cobrar dos veces por el mismo
concepto ya se me antoja un acto de piratería en sí mismo.
|