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OPINIÓN - SÁBADO, 17 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Marruecos: ¿petróleo saudí por Comité Al Qods?
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Entro directo: a primeros de mayo, Arabia Saudí acuerda donar “un sostén financiero” de 500 millones de dólares a Marruecos para “atenuar el impacto del aumento excepcional de la factura energética del Reino” (sic), pues en el primer trimestre de este año el precio de las importaciones de petróleo bruto se ha casi doblado respecto al mismo periodo del año anterior. Loable y fraternal ayuda pero, ¿la Casa de Saud dio alguna vez algo por nada?. Porque, en Occidente, sabemos que detrás de los “petrodólares” saudíes se encuentra el vertiginoso proceso de radical islamización encubierta que sufrimos en los últimos años, amamantando el fanático wahabismo hambalí las raíces ideológicas del terrorismo islamista.

Es también reconocido por analistas y observadores con experiencia que en el salto en pedazos de la “excepcionalidad marroquí” frente al terrorismo, común en otros países de referencia islámica, la influencia del wahabismo ha sido notable, generando esta interpretación extremista del Islam el caldo de cultivo que sigue amenazando la tradicional moderación del sunnismo malikí. Sinceramente creo que Marruecos ha pagado ya un precio excesivo por el sostén saudí a la causa del Sáhara, materializado en la cobertura política y la financiación del costosísimo muro de unos 2.000 kilómetros, por no hablar en su momento del pago directo (con el asentimiento de Hassan II) de los sueldos del funcionariado marroquí. Tamaña “generosidad” se fue materializando en la perniciosa influencia religiosa del wahabismo en el Ministerio de Asuntos Islámicos y Habús, hasta que en los últimos tiempos (particularmente con el nombramiento del ministro Taufiq) las directrices de Mohamed VI, en su calidad de “Emir Al Moumenín” (Príncipe de los Creyentes), han reorientado a los responsables hacia la urgente recuperación del Islam popular “a la marroquí”, de hecho una de las caras más amables y tolerantes del Islam.

Tras su última y “generosa” ayuda, Arabia Saudí pudiera estar sembrando las semillas de un “intercambio” mediático-religioso de amplio calado, ante el que Mohamed VI (con notoria menos proyección internacional que su padre, el hábil estratega Hassan II) debería mantener los ojos bien abiertos. Junto a los Estados Unidos y los países del entorno (Jordania, Egipto y Arabia Saudí), los reyes de Marruecos y España (el joven soberano Alauí y el maduro y veterano Borbón) son dos actores de primer orden en la escena internacional que, a mi juicio, no han apostado todavía fuerte en el envite por la ansiada paz en Oriente Medio. A Don Juan Carlos I, su título de “Rey de Jerusalén” y sus estrechas relaciones con las dinastías árabes le otorgan crédito histórico y autoridad política sobre la ciudad tres veces santa, Jerusalén, actual capital indivisible de Israel; Mohamed VI por su parte es desde su ascenso al Trono Presidente del Comité Al Qods (Jerusalén), heredado de su padre a quien la Organización de la Conferencia Islámica, fundada en 1969 en Rabat, le concedió el título. El reformista y moderado Mohamed VI es referente religioso para una buena de los musulmanes del mundo, compitiendo con el saudí rey Abdalá quien, en noviembre de 2007, se proclamó ante Benedicto XVI “líder religioso” del mundo musulmán... y aspira de forma taimada a presidir el Comité Al Qods.
 

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