Estos días estamos recibiendo a
través de los medios de comunicación diversos mensajes por
el que se nos invita a contribuir al sostenimiento básico de
la Iglesia a través de la declaración del Impuesto de la
Renta de las Personas Físicas y ello nos recuerda la ingente
labor que se lleva a cabo por esta entidad religiosa como
son las de formación religiosa para hacer llegar a todos el
mensaje de Jesús (Facultades de Teología, Institutos
Superiores de Enseñanza Religiosa, preparación de cursos
para catequistas); organización de actividades en el mundo
de los jóvenes (uno de los mas susceptibles de alienación,
de marginación y de manipulación); educación integral a
través de actividades en colonias; labor de acogida,
atención y asesoramiento a personas que lo necesitan con
incremento de la acogida de inmigrantes; atención a los más
pobres y marginados a través de Cáritas (asistencia
primaria, tercera edad, drogo-dependientes, formación para
asistentes sociales y voluntariado, prevención de la
infancia marginada, acogida de inmigrantes y extranjeros);
formación adecuada en seminarios para formar a personas que
dediquen su vida al servicio de los demás en el ministerio
sacerdotal; pastoral familiar; atención y asistencia al
mundo de los enfermos; ejercer la misión de anunciar la
Palabra de Dios y hacer presente su testimonio en el mundo;
dedicación al Tercer Mundo al que muchas personas de la
Iglesia (sacerdotes, religiosas/os y seglares le dedican su
vida); la conservación de templos y dependencias para la
actividad pastoral a fin de atender unas de las principales
tareas de la Iglesia como es la celebración de los
sacramentos: bautismo, eucaristía, confirmación, matrimonio,
etc.; centros de acogida y escolares, hospitales y
sanatorios de enfermedades infecto-contagiosas, atención a
personas con minusvalías físicas, mentales y psicológicas
que no tiene asistencia de la Seguridad Social, etc. etc.
La nueva financiación de la Iglesia se va a basar, según lo
pactado últimamente con el Gobierno, en lo que aporten sus
feligreses y donantes, sea a través de cuotas fijas o
esporádicas, así como lo que se pueda recaudar con la
aportación de los contribuyentes en el I.R.P.F.,
suprimiéndose, según la última normativa al caso, la
dotación directa a la misma que venía aportando el Estado. Y
es a éste último apartado al que hacemos especial referencia
ya que hemos de reconocer, aparte de la asistencia religiosa
que presta, la ingente labor, en todos los órdenes
enumerados, que viene llevando a cabo la Iglesia Católica lo
que justifica, con creces, que nos inclinemos a favor de
señalar con una “x” la asignación tributaria a la misma que
se recoge en el apartado 105 de la declaración, para que se
destine el 0.07 % de la cuota integra a su sostenimiento
económico, sin que ello presuponga que se va a detraer, a
través de este medio, la asignación que corresponda a otras
religiones o a las dotaciones que a fines sociales tiene
también destinadas la Administración del Estado, ni que, con
esta aportación, se vaya a incrementar el resultado de la
declaración en contra del titular de la misma.
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