No es por nada, ni por apuntarme
tantos, pero llevo una racha de aciertos, que si los tuviera
en las quinielas o en la primitiva, a estas horas era
multimillonario. Por cierto, de ser multimillonario, a estas
horas, hubiese dejado de darles la lata todos los días,
desde esta página, pues me hubiese marchado a una isla
desierta a vivir la vida contemplativa. Contemplaría, con
toda seguridad, a Elsa Pataky, que es algo que merece la
pena contemplar.
A la isla me llevaría un montón de libros, millones de
folios, mí ordenador y, sobre todo, una silla para sentarme
en ella y ver pasar los cadáveres de mis enemigo. Enemigos
porque ellos quieren y así lo desean y, el menda, jamás
haría nada para ir contra los deseos de nadie. Qué ellos
desean serlos, sus razones tendrán, y si no las tienen igual
se las han inventados, al saber que nunca me podrán engañar,
presentándose ante todo el mundo como unos auténticos
“angelitos” cuando, en la realidad, son todo lo contrario.
Es una cosa que tienen los de mí quinta, que en cuanto ven
una cara ya no se les despinta. ¡Será por caras!.
Está visto y comprobado que cuando uno escribe algo, sobre
determinados asuntos, siempre salen los mismos a criticar
cuanto he escrito. Lo malo que tienen esas críticas, para
ellos, es que el paso del tiempo me va dando la razón y,
además, contando con el apoyo de grandes personalidades que,
años después, vienen a decir lo mismo que en su día escribí
en esta página. Por ello, no tengo más remedios que mostrar
mí gratitud, a todas esas personalidades que salen a
ratificar lo que escribí.
Escribí hace algunos años, en esta misma página, al
referirme a la inmigración, que había que hacer igual que
cuando los españoles emigrábamos, contrato trabajo antes de
salir de España y que cuando nos cogían sin ese contrato,
nos ponían de patitas en la frontera. Naturalmente no
compartía las ideas de aquellos emigrantes que iban a las
teles a contar sus milongas.
La inmigración insistía, en mis escritos, debería ser
controlada para evitar la avalancha de los sin papeles que,
al final, supondría un enorme problema para España. Algunos,
amparándose en esa palabra “racista” que se han inventado
los más racistas”, para su autodefensa, incluso me llegaron
a llamar de esa forma, cuando de racista no tengo
absolutamente nada.
Pero mire usted por donde, años después de esos escrito de
opinión sobre el tema, me sale Rubalcaba para anunciar mano
dura contra la “avalancha”· de inmigrantes. El ministro
aseguró “si somos laxos y no repatriamos a nadie, primero
potenciamos las mafias y, segundo, esa avalancha no hay
quien la pare”.
El nombramiento de Celestino Fernández, en sustitución de
Caldera, que ha vivido la realidad del problema cuando era
alcalde de Hospitales ha influido, sin duda alguna, para que
el Gobierno ponga los píes en el suelo y viva la realidad
del problema.
Un problema el de la avalancha de los sin papeles, que puede
convertirse en un bomba de relojería de no tomar la medidas
pertinentes, ante la crisis económica que estamos
atravesando y que puede crear un caldo de cultivo muy
peligroso.
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