Hablar de Hacienda, a lo largo de
la historia, es algo así como hablar del “tío sacamantecas”
en los años cincuenta del pasado siglo. Hablar de Hacienda
en esta época del año es algo así como decir:” hay que
recortar el presupuesto de las vacaciones, porque la mejor
tajada del año se la lleva Hacienda”.
Visto así, se muestra casi imposible poder decir algo bueno,
por parte del contribuyente, cuando se habla de esta
entidad.
Y no trato de ser original, nada más lejos de mi intención,
pero en esa ocasión, por iniciativa propia, como siempre, y
por haberlo experimentado en mí mismo, voy a decir algo
agradable sobre este organismo, o mejor dicho sobre la
persona que, en la mesa número 7, hace un par de días me
atendió, y me atendió con una amabilidad y efectividad que
hay que resaltar.
Quienes me conocen, saben que no hay cosa que me revuelva
más el estómago que “andar de papeleo”, es algo que no he
asimilado todavía y que a mis años no asimilaré ya nunca.
Pero una cosa es lo que a mí me guste y otra cumplir con las
obligaciones que uno tiene, y en esta época del año la
principal obligación es la de hacer la declaración de la
renta, algo que odio, pero que hago todos los años.
Cuando hace un par de semanas recibí de Hacienda ( por
aquello de que “eso” somos todos) una declaración ya hecha,
con todos mis datos y además perfectamente controlados,
pensé que por una vez me iba a librar del papeleo. Nada más
lejos de la realidad, faltaba un papelito y había que, o ir
a pedir cita para terminarlo todo, o había que decir a la
persona que la había hecho otros años, que la hiciera.
Opté por lo primero y el pasado martes, además día 13, a la
hora que me habían dado cita pasé por este organismo. Lo
primero que debo decir es que aquello funciona y además
funciona con celeridad, y lo segundo es que, al menos la
señorita que me atendió a mí, martes 13 por la tarde, mesa
número 7, además de ser una profesional, que eso no lo debe
poner nadie en tela de juicio, me demostró una amabilidad,
un talante a la hora de atender y una corrección que no se
dan muchas veces en este tipo de organismos.
Alguien, al llegar a esto podrá decir:” Cumplió con su
obligación, no esperarías que te diera un par de hostias”, y
no es eso lo que digo, sino la forma de actuar con lo que
uno, incluso en ese organismo al que siempre hay que pagar,
yo también, se sintió un poco más cómodo.
Me alegra decir esto de profesionales de Ceuta, y ya en un
par de ocasiones, en el último mes y medio lo he dicho, una
vez respecto a un centro sanitario, y ahora aquí.
¡Qué cunda el ejemplo!, puede decir alguien, pero mejor es
poderlo decir ya, a tener que esperar un año más y hasta
entonces salir rechinando los dientes porque además de
haberte sacado “los entresijos” te han tratado a escobazos.
A partir de ahora, pues, y ojalá otros muchos puedan
corroborar esto mismo, cada vez que me dirija a este
organismo, en principio, apartaré de mí ese recelo que tan
merecidamente se había ganado, a lo largo de los años. Si
esto que hoy pongo como modelo es el primer grano de arena,
vale que se haya empezado, y si esto ha empezado a ser norma
de la casa, mucho mejor. Yo, de momento, tengo un buen
recuerdo de la mesa número 7, porque ahí había una
profesional que me atendió muy bien.
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