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OPINIÓN - JUEVES, 15 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

¿Hacia un cambio de Gobierno en Marruecos?
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Es algo más que un rumor de zoco y corre ya, abiertamente, por los campos políticos rabatíes. En breve el débil Gobierno de Abbas El Fassi podría presentar su dimisión, noticia que vendría a confirmar (y no es algo que me alegre) lo que ya les había adelantado en mi columna del 17 de octubre del pasado año. De hecho, corren listas por diferentes cenáculos de un hipotético gobierno de centro derecha presidido por El Himma, en el que se mantendrían los “ministros de soberanía” como Taoufiqh (Asuntos Islámicos y Habús) y Chakib Benmoussa (Interior), incorporándose miembros del RNI (tecnócratas) y Movimiento Popular (coalición bereber), quizás algún independiente y -sorpresa- varias primeras figuras del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (Lahcen Daoudi entre otros), posibilidad esta última que, hace pocos días, descartaba claramente Mustafá Ramid, jefe de filas de su grupo parlamentario.

¿Un globo sonda del “Makhzén” cara a la delicada situación social (se ofrece un “cambio”) y para ir “marcando” las elecciones municipales previstas para el año que viene…?. Pudiera ser.

La realidad es que el país se apresta a vivir una cadena de huelgas: la primera el pasado martes en la función pública, aplicada con diferente fortuna, seguida de una huelga general prevista para el miércoles 21 (fecha cargada de simbolismo por la histórica huelga del 20 de mayo de 1981, sangrientamente reprimida), que amenaza con paralizar el país y a la que, pese a su planteamiento “izquierdista”, podrían sumarse varios centenares de miles de militantes islamistas de la disciplinada y alegal “Justicia y Espiritualidad”, la mayor organización de masas del Maghreb siguiendo la “sugerencia” de sus líderes según anunció recientemente su portavoz, Fathallah Arsalane, lo que podría dar un imprevisible sesgo a la misma. Los “adlilistas”, al contrario que sus primos ideológicos del moderado y parlamentario Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) bien insertados en la Unión Nacional de Trabajadores Marroquíes (UNTM), carecen de un sindicato propio siendo incluso hostiles a organizaciones sindicales como la Confederación Democrática de Trabajadores (CDT) y la Unión Marroquí de Trabajadores (UMT). En este contexto no parece extraño que el islamismo radical emergente estudie atentamente el proceso de caída del Shá de Persia y la dinastía Palevi, con la consiguiente ascensión del shiísmo jomeinista, prestando particular atención a la alianza de una clase comerciante empobrecida y descontenta con líderes religiosos radicales como desencadenante de la situación. ¿Podrían estar incubándose ahora en Marruecos los gérmenes de un proceso similar capaz, bajo ciertas condiciones objetivas, de generar un efecto dominó?. Algunos pensamos que es posible, mientras rumiamos el premonitorio y clarividente aviso del actual Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon: “La crisis alimentaria constituye una amenaza mucho más peligrosa que ésta del terrorismo. Conduce a las gentes a dudar de su propia dignidad de seres humanos”. Ciertamente. Aun están frescos los sucesos del domingo 23 de septiembre en Sefrú y que les comentaba en la columna del 28 de septiembre del año pasado, cuyo titular parece oportuno para cerrar estas líneas: “¿Una nueva intifada del pan?”.
 

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