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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 14 DE MAYO DE 2008

 
OPINIÓN / CRITICA DE CINE: 'IRON MAN'

Sentido del espectáculo

Por Rober Gómez


NO es cine de acción descomedido, ni hueco ¡gracias a Dios! Pero hay que dejar claro que para disfrutar de este tipo de género hay que acudir a la sala con complicidad. Si uno no se cree que un enano verde que se parece a Pujol pueda brincar y trepar con un sable de luz entre los dientes, lo mejor es que no vea la Guerra de las Galaxias y se dedique a meditar sobre el sentido de la vida visionando El séptimo sello de Ingmar Bergman.

Al torrente de adaptaciones cinematográficas de los personajes de la Marvel y DC Comics no se les puede negar el mimo de los guiones en la búsqueda de un sentido del espectáculo creible. Pero es que además, las aventuras gráficas de Stan Lee y compañía eran algo más, un análisis sociológico, más o menos naif, pero un análisis al fin y al cabo, que se unía al talento artístico de dibujantes y entintadores en busca de ese sentido grandioso del espectáculo.

Así, Superman fue en su creación en 1938 el reflejo de los millones de inmigrantes que llegaban a Nueva York –venía de Krypton, adoptó los colores de la bandera americana y defendía sus supuestos valores–; Spiderman es una hipérbole de los cambios hormonales y los problemas en la adolescencia; los mutantes de la Patrulla X escenifican los prejuicios, que no son otra cosa que el miedo a lo diferente (homosexuales, personas de otra raza...); y Hulk era un hipervitaminado Mr. Hyde reflexionando sobre su propia rabia y violencia.

¿Qué es Iron Man? No es el más brillante de los cómics que creó el talento de Stan Lee –quien participa en todas las adaptaciones cinematográficas de sus personajes–. La tecnología dota al protagonista de sus poderes. Es algo así como si Einstein se hubiese dedicado a construir una armadura con un montón de gadgets.

Por debajo, se mueve el debate de una idea que está en el imaginario americano: To secure peace is to prepare for war, es decir, para preservar la paz hay que armarse. Y este debate es indulgente, contradictorio y, por momentos, infantil; pero siempre está ese sentido del espectáculo, con los efectos especiales al servicio del guión.

De todas formas, ¿no fue Ang Lee demasiado pretencioso y destrozó la historia en Hulk al convertirla en una aburrida tragedia griega?
 

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