El reciente mensaje del jeque Alí
Al-Faquir (respetado ex ministro vinculado al culto islámico
en el Reino de Jordania) por la cadena de televisión “Al-Aqsa”,
ha sido diáfano para gozo de sus oyentes y seguidores:
“Palestina, desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo,
es una tierra islámica, de igual modo que España -Al Andalus-
es también tierra del Islam”. Entiendo que los
telespectadores de Hamás, el movimiento extremista
palestino, asentirían entusiasmados pues en la educación que
imparten a sus retoños se aboga tanto por el exterminio de
Israel (la odiada “entidad sionista”) como por la
“reconquista” de Al Andalus y buena parte de Europa. Ya lo
dijo el citado jeque jordano: “Juro conquistar España y
Roma”, señalando también lo que para muchos es uno de los
pilares del Islam: “Las tierras islámicas que han sido
ocupadas por los enemigos deberán volver a manos
musulmanas”. C´est vrai.
Pero hay más: mientras su entrevistador, otro militante
islamista, no dejaba de repetir “Ma yachaoho Alláh” (Dios lo
quiera), el jeque fue perfilando su mensaje: “Gobernaremos
el mundo tal y como ha sido predicho por el Profeta:
empezamos por Palestina, Irak, Afganistán y Chechenia. Lo
que ha empezado debe terminarse. Esto no parará”. Llamo la
atención sobre un punto sobre el que son reacios a
expresarse los musulmanes: “¿Existe alguna aleya (verso) en
el Corán (ya saben, la palabra directa de Alláh) o algún
“hadith” (dicho) atribuido al Profeta que indique el deber
de esforzarse para que vuelvan a manos musulmanas aquellas
tierras que, en algún momento de la historia, cayeron bajo
control del Islam…? Quedé el otro día durante el acto
oficial de presentación del nuevo Delegado del Gobierno en
Ceuta, José Fernández Chacón y después de intercambiar un
afable saludo con Alí Lemague, de llamarle un día para
intercambiar impresiones. Escribo esto porque me consta que
Lemague es un experto en las corrientes ideológicas que
fluyen por las venas de su religión, por lo que estoy seguro
que sabrá orientar por el camino adecuado mis pesquisas
aunque, en lo que a su persona respecta, no sean
vinculantes: él, como musulmán íntegro en su intimidad,
parece que prefiere (hablo de Ceuta) la soberanía infiel
sobre tierras antaño musulmanas a que éstas se cedan a un
Estado formalmente musulmán (el vecino Reino de Marruecos).
¿O acaso el perfil es otro?; por ejemplo, que el Islam
practicado en Marruecos sea de opereta… y lo que debe
hacerse es “islamizar” a la caduca Europa (desde España a
los Balcanes) por la base.
Porque esta última es la teoría de los “Hermanos Musulmanes”
(que bien conocen sidi Tatary, los “jais” del Tabligh y
otros movimientos islamistas asentados en España) y sus
diferentes satélites, así como una pléyade de intelectuales
euromusulmanes entre los que cabría destacar a Tariq
Ramadán. Las agencias de inteligencia europeas conocen muy
bien la estrategia islamista de la “adâwa”, máxime después
de la documentación (“Operación Lago”) hallada en noviembre
de 2001 por la policía suiza en la lujosa villa de un
banquero musulmán de origen egipcio, Yusef Nada. Lo apunta
el jeque al-Qaradawi, fundador en 1997 del “Consejo Europeo
de Investigación y fatuas”: “Conquistaremos Europa,
conquistaremos América no por la espada sino por nuestro
Mensaje”. Visto.
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