Veo varias manifestaciones sobre
la muerte de un senegalés cerca de la playa de Beliones y no
puedo menos de considerar la serie de falacias oportunistas,
con tal de dejarse ver algunos grupos que nada han hecho
jamás, al menos positivo, y que están tratando de
desacreditar a cuerpos que han demostrado entrega y entereza
a lo largo de muchas décadas.
He dicho en más de una ocasión que nada especial me une con
la Guardia Civil y que ni siquiera hay en mi familia un
guardia civil, pero he admirado, admiro y seguiré admirando
a este cuerpo, porque siempre que es necesaria su presencia
está allí, en el sitio preciso, cumpliendo con su deber.
Ni que decir tiene que al ser muchas las intervenciones de
miembros de este cuerpo, habrá habido casos y los habrá en
el futuro, que se hayan equivocado, que no hayan podido
concluir su actuación como hubieran querido, pero de ahí a
ver mala acción, intento de ocasionar otros males peores, va
un abismo.
No puedo admitir que en el accidente de ese senegalés que
murió la noche del pasado 21 de septiembre, se insinúe, y
mucho menos todavía que se afirme que la Guardia Civil
pinchó el flotador. A creer eso, me niego en rotundo.
Repito que a creer eso me niego y además espero y deseo que
esta sea la actitud que se tome por quienes tengan que decir
algo más un día sobre este asunto.
Y es que aquí se toma como punto de referencia cualquier
afirmación, sea de quien sea, y sin saber qué tipo de
persona, qué condiciones morales, qué actitud guía a esas
afirmaciones, y luego los que sabemos como actúan, como han
actuado siempre en casos similares y como, muchos, incluso
han perdido su vida en el cumplimiento de su deber, tienen
que demostrar su inocencia cada día.
Es inexplicable y además esto sí que es una imprudencia.
Porque ya me dirán quienes son “la Comisión Europea de Ayuda
al Refugiado” para que crean y hagan creer al mundo la
declaración de un indocumentado, que habría visto los hechos
previos a la muerte del inmigrante senegalés.
¿Hasta qué punto está legitimada una persona que actúa en la
clandestinidad, que aparece sin papeles, que no se sabe
quien es, para ser creído más que un servidor del orden?. La
situación se me antoja muy poco agradable, y menos
agradable, todavía, es oír que la Comisión Española de Ayuda
al Refugiado observa un delito de homicidio imprudente.
Creo que son manifestaciones que se ajustan muy poco a la
realidad, salvo que algún miembro de esas Comisiones hubiera
estado allí y fueran ellos los que lo hubieran presenciado.
Porque hay más, si a través de manifestaciones de este tipo
nos ponemos a hacer publicidad en defensa de lo
indefendible, estamos entrando en un terreno en el que “vale
todo” para aquellos que nada positivo han hecho y “no vale
nada” para los que durante años y años han cumplido con su
deber perfectamente y, a cambio, fuera del sueldo, no
demasiado alto, pocas cosas más han recibido.
Es cierto que hubo una muerte, pero no menos cierto es que
ese senegalés hasta llegar a las inmediaciones de Beliones,
tuvo que recorrer muchos kilómetros, no sabemos en qué
condiciones, y no iba a ser, precisamente, la Guardia Civil
la que cortara su trayectoria pinchándole el flotador. Eso
no lo puede creer nadie.
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