Un sábado con sol, vientos Fuertes
y fríos, nubes bailonas que cruzan el cielo ceutí marcando
el compás de las indecisiones con claros oscuros
intermitentes. Mi indecisión está en que voy o no al parque
Marítimo.
Como quiera que el vientecillo se las trae con un frío que
pela a uno, decidimos no ir a disfrutar del salada agua de
los lagos del Parque, -de alguna forma tendremos que llamar
esas extensiones saladas porque no me cuela llamar piscina a
eso-, y pasar la mañana recorriendo las calles de la ciudad
en un paseo en el que las cabelleras se enredan por el
viento y los ojos se entornan y abren sincronizados con las
sombras que las nubes arrojan o los fuertes rayos solares
que dañan la visión.
Día de comuniones y noticias diversas. Día de banquetes y
trajes de gala. Día en que los curas lucen sus mejores
sonrisas y los niños y niñas la suya inocente. Día en que
algunos policías locales se entretienen mirando escaparates
aunque estén de servicio, tal vez pensando en aquellos
compañeros crápulas y macarras de una ciudad cercana a la
capital.
Unos policías locales que se tomaban las cosas al más puro
estilo western hollywoodense mezclado con dosis de Spaghetti
western para lucir un monumental Spain western con
apaleamiento de personas incluido.
Policías locales que apalean a sus víctimas para que retiren
las denuncias contra ellos. Policías locales que contaban
con una amplia red de información en los juzgados y que
comentan en sus comunicaciones frases tan espeluznantes como
“Nos vamos a follar a ésta o le damos una paliza”.
Menos mal que nuestros policías locales no son como esos. Ni
tampoco tienen un “sherif” macarra como ellos.
Cambio de planes, por la tarde vamos a la Feria de la
Construcción metiéndome en la cabeza la noticia que me llega
del encuentro de un barco medieval del siglo XIII cerca de
la Estación de Francia en Barcelona. Esa estación se halla
en un lugar que hace siglos era la misma costa marina y por
ello lo han encontrado enterrado a cientos de metros de la
orilla del Mediterráneo.
Mientras los precios se disparan como nunca se han
disparado, el euro cumplirá diez años de vigencia el año que
viene, aunque en el país de las Autonomías no entró en
circulación hasta 2002. Aún se sigue asociando a la moneda
con la escalada de precios, y una frase popular resume el
sentir del ciudadano español ”No son lo mismo cien pesetas
que un euro”. Aunque ha permitido que el país crezca más,
también ha propiciado un crecimiento de los desequilibrios
de su economía.
Y dentro del marco de la economía un aviso a los
empresarios: tened cuidado con algunas personas que pueden
hacerles chantajes impunemente. Suelen ser mujeres
extranjeras que tratan de establecer cortas relaciones
sentimentales y grababan algunas escenas… de hecho han
detenido a una pareja por estas cosas.
Ya en el plano internacional, vemos con toda su crudeza la
actuación de los militares de la antigua Birmania, actuales
dirigentes del país, que se niegan a dejar entrar las ayudas
y no se preocupan de los estragos del ciclón entre la
población. Es más, obligan a los atemorizados ciudadanos
birmanos a que vayan a votar no se qué cosa. Mientras los
mantienen ocupados con meter papeletas en las urnas, los
militares se apropian de toda clase de ayuda internacional,
importándoles un pepino los estragos de la población. Lo
malo es que esos militares han requisado casi todos los
vehículos disponibles para trasladar a los ciudadanos de los
pueblos a los lugares donde están las urnas y no los
utilizan para recoger heridos o para trasladar muertos para
enterrarlos antes de que extiendan epidemias. Ni mucho menos
para transportar las ayudas recibidas.
Lo increíble es que el slogan de la campaña del referéndum
sea “Aquellos que valoran el bienestar nacional deberían ir
a votar ¡vota sí!”… ¿no te jode? ¿No recuerda algo de
nuestro pasado?
Lo siento por la población birmana pero no estoy dispuesto a
dar ni un céntimo de euro… total para que se lo quede esos
militares que llevan abusando del pobre país desde hace 46
años.
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