Es el que ha pagado “los platos
rotos” por la mala marcha del Barcelona. Un hombre honrado,
conocedor del fútbol y además buena persona, sufre las
consecuencias de que varias figuras no hayan dado la cara, a
lo largo del campeonato.
En varias ocasiones lo hemos dicho ya, y es que cuando hay
un conjunto plagado de figuras, los unos no corren, los
otros no quieren entrenar y, al final, dan lsa cara tres o
cuatro, para que a última hora se la partan al entrenador.
El ejemplo de hace tres o cuatro temporadas en el Madrid, y
este ahora en el Barcelona, debe servir de ejemplo para ver
qué es lo que no hay que hacer en un equipo grande:”juntar
la crema y nata para cobrar, pero no para rendir”.
Los éxitos del Barcelona, en las cinco temporadas que ha
estado el técnico holandés en el banquillo, han sido más que
notables, pero los equipos grandes, y el Barcelona es uno de
ellos, no pueden soportar estar dos años seguidos sin lograr
títulos, y esto es lo que le ha pasado al buen técnico “culé”.
Además, el bofetón ha sido doble, porque nada más perder,
por goleada, ante el Madrid, anuncian desde el club catalán
que a partir del uno de julio el nuevo entrenador del primer
equipo será Guardiola.
Ahora mismo, no debemos olvidar que la llegada de Rijkaard
al Barcelona no trajo muchas ilusiones, al principio, y que
en su primera temporada, a medio campeonato, estuvo a punto
de ser cesado.
Afortunadamente para él, en aquella ocasión, el equipo
reaccionó en Sevilla, ante el Sevilla CF, y desde ahí todo
fue bien, hasta que el pasado año, al perder el campeonato
liguero en los últimos instantes comenzó a tambalearse.
Laporta ha querido jugar a salvar su cabeza, anunciando la
llegada de Guardiola y me temo que la jugada no le va a
salir, tan bien, como el quería, porque Guardiola es
admirado por lo que fue como jugador, pero como técnico...,
habrá que verlo.
De momento, y digo de momento, no parece que se haya
“tocado” en serio a ningún jugador, ni siquiera a los que se
borraron, para no ir a Madrid, y mucho menos al que se está
borrando, semana tras semana.
Tampoco parece culpable de nada el secretario técnico Txiki
Begiristain, que debe haber pintado algo en la confección
del equipo y, por tanto, el único culpable, hasta ahora, y
al que le han dado todos los palos ha sido al entrenador.
Afortunadamente falta poca competición ya, y lo mejor que
podía suceder para el Barcelona es que ya terminara, pero
por otro lado es una dura pesadilla terminar el campeonato a
casi 20 puntos del Madrid, haber sido goleado en el Bernabeu,
no estar clasificado directamente para la Champions, y haber
dado una imagen tan pobre como dieron el pasado miércoles en
la Capital de España, ante el adversario que más duele a la
afición del Barcelona.
Con todo, esa imagen dada en Madrid es la imagen que viene
dando, desde hace muchas jornadas, por lo que no debe
extrañarse nadie.
Por medio quedará todo un verano. Las aguas se irán calmando
y es de suponer que la próxima campaña tenga otro color,
aunque hasta llegar a eso tienen que pasar, todavía, muchas
cosas, como renovar parte del equipo. Tiempo al tiempo.
|