Con la visita de José Fernández
Chacón al Ayuntamiento para firmar en el libro de oro y
pegar la hebra con Juan Vivas durante una hora, como
nos cuenta Gonzalo Testa, finalizan todos los actos
previstos en relación con la llegada del nuevo delegado del
Gobierno.
De la entrevista entre ambas autoridades, y una vez que sus
respuestas han sido iluminadas por la luz de mis
entendederas, deduzco que Vivas estaba hasta los huevos de
aguantar el carácter de Jenaro García-Arreciado, y
que a Fernández Chacón le pasaba tres cuartos de lo mismo
con Juan José Imbroda. He aquí, pues, a dos hombres
que se han quitado un gran peso de encima.
De momento, Vivas, siempre tan precavido, se ha permitido
marcar incluso el tiempo que deberá durar la luna de miel
pactada entre él y Fernández Chacón. Tres años es el tiempo
que el primero considera suficiente para ir cogido de la
mano del segundo y tratar de convertir la cohabitación en
ejemplo de buenas maneras y eficacia.
Durante ese tiempo, ambos políticos quieren hacer del
diálogo necesidad. Puesto que son conscientes de que es
preferible entenderse antes de que cada uno salga
despotricando del otro a calzón quitado. Una situación que a
ninguno beneficia y que suele perjudicar gravemente los
intereses de la ciudad.
Luego, tras esa tregua de 36 meses, que sea lo que Dios
quiera... Porque en campaña electoral a Vivas no le quedará
más remedio que largar a su manera contra Fernández. Y no
habrá día en el cual le recuerde a éste que menos palabrería
y más cumplir con los acuerdos a los que llegaron cuando se
conocieron y tuvieron ese flechazo de empatía tan celebrado.
Y, claro, entonces podremos conocer cómo es de verdad el
utrerano cuando alguien intenta tocarle los adminículos.
Aunque sea en período electoral.
Pero antes, ya mismo, tan estupendas relaciones entre el
presidente de la Ciudad y el delegado del Gobierno serán
sometidas a la prueba del nueve. En cuanto los
parlamentarios lleguen cada fin de semana dispuestos a poner
como chupa de dómine al residente en la plaza de los Reyes.
Cuando ello suceda, que sucederá, sin duda, ya veremos de
qué pasta está hecho FCh. Y si sus respuestas no son
analizadas desde todos los frentes con el único objetivo de
denigrarle al menor desliz. Y a Vivas, cómo no, se le
cambiará el semblante, bisbiseará maldades, pero tendrá que
soportar esa cruz que tanto le desagrada. Pues nadie mejor
que él sabe lo mucho que necesita de la Delegación del
Gobierno para que todos sus proyectos se conviertan en
realidades.
Y qué decir de la otra parte, es decir, de los socialistas
de Ceuta. Atentos siempre a mirar con recelo y malestar las
buenas relaciones entre el delegado del Gobierno de su
partido y el presidente Vivas. Serán los primeros en acudir
al despacho de Fernández para meterle a éste en el cuerpo
los demonios de la desconfianza. Y si acaso se encuentran
con un delegado convencido de que lo es de todos los
ceutíes, saldrán de la reunión con el rostro desencajado y
diciendo del utrerano que no está dispuesto a ayudar al
partido.
La cohabitación, por más que Juan Vivas y Fernández Chacón
estén sobrados de sentido común, es complicada. Si lo sabrán
ellos... Pero están obligados a hacer el paripé. Al menos,
el mayor tiempo posible.
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