Tengo la fea costumbre, desde hace
años, de leer todo cuanto cae en mis manos. De hecho soy,
eso que llaman, un lector empedernido. La noticia que he
leído, si no fuese porque viene en la primera página de un
periódico de reconocido prestigio y solvencia, más me
parecería un monólogo escrito por algún humorista que una
noticia seria. Pero no, es una noticia sería, que de tanta
seriedad la lleva a ser portada de “El Mundo”.
Bueno, la verdad sencilla y escueta, es qué no sé por qué me
extraño, si en este país en el que vivimos, aún llamado
España, ya nada de lo que ocurra nos debe de extrañar
porque, al parece, pase lo que pase todo está dentro de la
más absoluta normalidad.
La noticia de portada del citado periódico es la siguiente
“En la Sanidad vasca saber euskara vale 16 puntos y tener el
doctorado a 4”.. Los conocimientos lingüísticos, o sea saber
el euskara, son la principal apuesta de cualquier aspirante
para ocupar una plaza en la sanidad pública del llamado País
Vaco cuando son, simplemente, las Vascongadas, porque jamás
fueron país alguno.
Me imagino a un enfermo del riñón, por un suponer, llegando
a uno de los hospitales y preguntando por el urólogo y la
enfermera diciéndole “Mire urólogo, lo que se dice urólogo
no tenemos ningún especialista pero, eso sí, tenemos uno que
le faltan cuatro asignaturas para terminar la carrera, que
curarle igual no le cura, pero habla de maravilla el euskara.
Y el enfermo, con ese pedazo de dolor porque tenía una
piedra que no podía expulsar le contesta: “No se puede,
usted, imaginar lo tranquilo que me quedo sabiendo que
habla, perfectamente, el euskara. Por favor lléveme hasta
él. Esos son los médicos de confianza”.
Otro caso que se podría dar sería el de una señora que vaya
a parir y traiga mellizos, Imagínense que le médico es
novato, acaba de terminar la carrera y la enfermera, no sabe
nada de nada pero, ambos dos, hablan de maravilla el euskara.
Llevan a la señora al “potro” y la enfemera, libro de
medicina en la mano, va leyendo en euskara, naturalmente, lo
que le médico tiene que hacer. Sudando a mares, el médico
consigue traer el primero al mundo. Y el niño que no llora.
la enfermera, siempre en euskara, le dice al médico que hay
que darle un golpe para que llore. El médico coge una tabla
que había al lado y le pega un tablazo al niño que arranca a
llorar. le dice a la enfermera que va a salir a descansar
para traer al otro al mundo. Nada más salir el médico, el
otro niño asoma la cabeza y le hace señales a la enfermera
preguntándole ¿Se ha ido ese desgraciado que le ha dado el
tablazo a mí hermano, que quiero nacer?. Y nació sólo, con
el consiguiente cabreo del médico que no le había podido
darle la bienvenida a éste mundo en euskara. Manda…la cosa
Y es curioso, todo esto, porque los médicos vascos emigran a
comunidades vecinas, y musíos profesionales de reconocida
solvencia no hayan podido acceder a la sanidad pública vasca
al no poder demostrar un conocimiento suficiente de euskara.
Y esto haciéndose con el dinero de los impuestos de todos
los españoles. Menos mal que no han contrato a ese oculista
que pone las lentillas con chinchetas, por no saber euskara.
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