Declarada casi oficialmente la
semana del diálogo por el presidente de la Ciudad, Juan
Vivas, y el nuevo delegado del Gobierno en Ceuta, José
Fernández Chacón, el consejero de Fomento de la
Administración autonómica, Juan Manuel Doncel, y los
responsables de la asociación conservacionista Septem Nostra
parecen haber alcanzado también durante los últimos siete
días un punto de encuentro en sus distantes posturas sobre
el avance de revisión y adaptación del Plan General de
Ordenación Urbana (PGOU) en lo que al Monte Hacho se
refiere.
La senda del diálogo es la más adecuada para la resolución
de conflictos, sin duda, y debe ser un motivo de
satisfacción que aunque los ecologistas mantengan su campaña
en la calle de recogida de firmas al mismo tiempo estén
dispuestos a intercambiar impresiones sobre posturas
razonables y no maximalistas sobre este asunto.
Una y otra parte parecen de acuerdo en que es necesaria una
intervención urbanística en la zona más próxima a Pozo Rayo,
pero difieren en cuánto puede o no prolongarse esa ‘lengua’
de suelo urbanizable contemplada en el documento elaborado
por Prointec.
Mientras aún persiste la polémica por la instalación de las
famosas torres de Emvicesa la organización conservacionista
ha dejado claras cuáles son sus ‘líneas rojas’ en relación
con este tema: Septem Nostra se niega en redondo a cualquier
actuación que tenga un impacto paisajístico sobre el Hacho,
zona que desean se mantenga como está y en el futuro se
habilite como Parque Cultural, recuperando para la
titularidad pública los terrenos privados que actualmente se
encuentran en él. Sobre ese punto de partida ambas partes
deben ser capaces de encontrar opciones de desarrollo para
la ciudad en el Hacho que no perjudiquen un valor
medioambiental, histórico y cultural como este sino que, al
contrario, lo enriquezcan.
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