Los otros días, haciendo zapin, me
encontré con una novela que se titula “Yo soy Bea”. Fui a
seguir buscando algo interesante, pero cuando se refirieron
a una revista mí curiosidad pudo más que el deseo de seguir
buscando otro programa y esperé a ver de qué iba la cosa.
Resulta que hay un tío malo, malísimo, que quiere vender la
revista a un editor inglés y, para ello, necesita demostrar
que bajo su dirección la revista ha aumentado
espectacularmente su venta. Me intrigó tanto el asunto que
decidí seguir viendo la novela.
Hay una chica, Bea, que es la buena del asunto, que se queda
más mosquea que un pavo en Navidad escuchando una pandereta,
cuando un amigo estaquero le dice que todos los del gremio
de ventas de revistas, están devolviendo más de la mitad de
las mismas, porque no se venden como antes que, en cuanto
salían a la venta se agotaban.
El malo, malísimo, que quiere vender la revista y forrarse,
el tío cara dura, lo que hacía para aumentar esas ventas,
era comprar todas las revistas que eran devueltas, con lo
cual las ventas se habían disparados.
Viendo la trama del asunto me eché a reír y me puse a pensar
dónde y por qué aquello me recordaba a algunos que habían
practicado este sistema de comprar todas las revistas
sobrantes, para hacer creer que sus revistas eran el no va
más y que, además, de agotarse aumentándose la tirada y las
ventas, se vendían como “churros”.
Perdonen, tengo que parar unos momentos, porque me ha dado
la risa, al acordarme de ciertas cosas relacionadas con la
trama realizada por ese editor de la novela que quiere
vender la revista y las compra todas, llevándolas a un
almacén para, después, hacerlas desaparecer.
Bueno, podemos seguir escribiendo, ya se me ha pasado ese
ataque de risa, que ya saben ustedes que cuando me da tengo
que dejar todo lo que esté haciendo porque me es,
materialmente, imposible continuar la labor que esté
realizando.
Esto de tener memoria y recordar cosas que han pasado, a
veces suele traerte problemas. Como recordar a personajillos
de medio pelo dándoselas de cultos, cuando son analfabetos
de altos vuelos,
Me pasa como cuando recuerdo, a algunos, la forma en la que
hicieron sus fortunas. Cuando recuerdo eso también me da la
risa, al escuchar llamarles don fulano o don mengano
Visto lo de la serie esa de “Yo soy Bea” y cuanto, en ella,
está ocurriendo, voy a seguir enganchado a la misma, para
ver cuál es el final del malo malísimo, cara dura de altos
vuelos.
Me imagino que se descubrirá todo el engaño y el malísimo
quedará con el trasero al aire mostrando, sin duda alguna el
aro del cubo marcado en el culo. Les prometo contarles como
acaba el asunto que, para el menda, está de una claridad
meridiana.
Le estoy dando vueltas y más vueltas a la cabeza, con el
convencimiento de que esa historia de la revista, la trama
del malo, malísimo comprando todas las revistas para hacer
creer la mentira, la he visto en otra parte. Tengo que
acodarme.
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