La Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
finalizó ayer la vista oral del juicio que ha sentado en el
banquillo a Nafih Mohamed Enfeddal y Hansa Mohamed Amar por
el homicidio de Hansa Buselham Laarbi, sucedido en enero de
2007. Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación
particular mantuvieron las penas, mientras que la defensa
pidió un atenuante para Nafih y la absolución para Hansa.
El disparo que acabó con la vida de Hansa Buselham Laarbi se
produjo a una distancia de al menos siete metros. Así se
desprende de la declaración de los peritos de Criminalística
que ayer testificaron en la cuarta y última sesión de la
vista oral que ha sentado en el banquillo a Nafih Mohamed
Enfeddal y Hansa Mohamed Amar por un delito de homicidio y
tenencia ilícita de armas. Antes de quedar visto para
sentencia, testificaron a través de videoconferencia los
peritos de Criminalística y Balística que intervinieron en
las diligencias del caso, además de los forenses que
practicaron la autopsia al cuerpo del fallecido.
En este sentido, los forenses afirmaron que las heridas
provocaron a Hansa un sangrado abundante y rápido, lo que le
ocasionó la muerte. A continuación, los peritos de
Criminalística arrojaron que la herida fue provocada por
proyectiles múltiples a una distancia mínima de siete
metros, algo que también ratificaron los peritos de
Balística. No obstante, señalaron que había indicios de un
sólo disparo. Además, los análisis de pólvora de la ropa de
Nafih revelaron que no contenía restos, aunque señalaron que
esto depende de como se efectuara se cogiera el arma. Los
responsables del análisis balístico también conformaron
esto, a lo que añadieron que tampoco se encontraron restos
de disparo ni en las manos de Nafih.
Por último, declaró ante la sala una psicóloga que, tras el
homicidio, examinó a Nafih en una entrevista. La psicóloga
alegó que Nafih no padece ningún tipo de enfermedad o
trastorno mental, aunque sí admitió que “me sorprendió la
tranquilidad con la que asume que ha matado a una persona”.
No obstante, descartó que esta reacción tenga algo que ver
con alguna patología, expresando que “intentó en todo
momento mostrarme que es una buena persona”. Así, la
psicóloga también confirmó que “me dijo que lo hizo en un
momento de rabia”, aunque “no conseguí que dijera cual había
sido su motivación.
Hechos probados
A continuación, los letrados expusieron sus conclusiones. El
Ministerio Fiscal exigió una sentencia condenatoria,
manteniendo las penas pedidas de 14 años de prisión por
homicidio y un año más por tenencia ilícita de armas. La
fiscal argumentó que durante la vista ha quedado
“suficientemente probado el hecho de que hubo un disparo que
acabó con la vida de Hansa”. Además, puso de manifiesto “las
malas relaciones entre Hansa y Nafih”. En cuanto al hecho de
que no se encontraran residuos de disparo en las manos y la
ropa del acusado, la fiscal comentó que “Nafih se pudo lavar
las manos o cambiarse de ropa tras el homicidio”.
Con respecto a la legítima defensa alegada por el acusado,
quien dijo en su declaración que disparó en defensa propia,
el Ministerio Fiscal recalcó que “este argumento no es
válido porque el disparo se realizó a una distancia
considerable”, a lo que añadió que “si hubiera sido así
habría pedido auxilio para el herido”. Por último, la fiscal
entendió que hubo un abuso de superioridad por el uso del
arma. Con respecto al otro acusado, Hansa Mohamed, afirmó
que “queda acreditado que suministró el arma a sabiendas de
que iba a usarla para matar a Hansa”. A estas conclusiones
se adhirió el letrado de la acusación particular, quien
también exigió una sentencia condenatoria y una
indemnización de 400.000 euros para la familia de Hansa
Buselham Laarbi. Además, el abogado desmontó la versión de
que Nafih escondía el arma en un descampado próximo al lugar
del crimen debido a que este está rodeado de un muro de unos
quince metros de altura, implicando al otro acusado en el
crimen como el suministrador de la escopeta “con
conocimiento de para qué era”.
Por su parte, el letrado de la defensa de Nafih Enfeddal
comentó que “la única prueba que existe es su propia
declaración de culpabilidad, Nafih se ha confesado y se ha
arrepentido”. Así, el letrado pidió al tribunal un atenuante
por confesión y “una sentencia conforme a las
circunstancias”, recordando las humillaciones que el acusado
aseguró que sufría de la víctima. Por ello, consideró que
“la pena podría ser inferior a los cinco años”. Por último,
el letrado encargado de la defensa de Hansa Mohamed Amar
pidió la absolución de su defendido al considerar que la
participación de Hansa no ha quedado probada durante el
procedimiento explicando que “antes de morir, la víctima
sólo señaló a Nafih como autor”.
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