Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad reaccionaron ayer
coordinados ante la información relacionada sobre el
supuesto rapto de una menor en las proximidades del colegio
Juan Morejón. Un alumno de siete años había comentado a su
profesora lo que presuntamente había visto. De inmediado se
alertó a la Policía Nacional y se activó el protocolo de
prevención con varios controles policiales en puntos
estratégicos de la ciudad. La UDYCO estableció su centro de
operaciones en el propio colegio y con la ayuda de los
responsables del centro se repasó la lista de 480 alumnos
para verificar que todo estaba bien.
Todo fue una falsa alarma, pero el rumor inundó no sólo
Ceuta, sino que se extendió incluso por parte del país.
Todo empezó a las 08’30 de la mañana. Un alumno de Primaria
dio aviso a su profesora de lo que presuntamente había
visto: “Dos personas han metido en el maletero de un
Mercedes verde a una niña y se han ido”. La alerta fue
inmediata. Dos denuncias anteriores sobre intentos de rapto
a menores mantenía a la Brigada Judicial de la Policía
Nacional en estado de especial atención. De modo que todo
fue rápido. La Policía Local, sobre el terreno batía las
calles próximas buscando coincidencias en la descripción
inicial del vehículo. Entre tanto frontera y puerto quedaban
pertrechados de agentes y en diferentes puntos de la ciudad
controles exhaustivos. En el operativo de prevención y
búsqueda participaba Policía Nacional, Local y Guardia
Civil.
Eso por las calles de Ceuta. En el CEIP Juan Morejón la
situación primera de nerviosismo se traducía en una
incesante llegada de padres que reaccionaban ante el ya
extendido rumor pese a que el reloj señalaba las 09’15 de la
mañana. Bajo presión, pero con responsabilidad y
profesionalidad, la directora del centro, María Dolores
Morcillo, la jefa de estudios, Encarnación Álvarez y el
equipo de la Dirección del centro trabajaban bajo las
órdenes del inspector Jefe de la UDYCO quien con su equipo
había establecido su centro de operaciones allí mismo.
Agentes del GRUME [Grupo de Menores] escuchaban la primera
versión de los supuestos hechos por boca del alumno que
había alertado de la situación. Más tarde apareció otro
joven que decía haber visto lo mismo, aunque esta segunda
versión ya difería de la primera. Pese a todo, el trabajo
continuaba. Con todos los alumnos en clase, los profesores
de las 7 aulas de Infantil y las 13 de Primaria pasaban
lista apuntando a aquellos alumnos que no habían ido esa
mañana a clase. Uno a uno, el equipo directivo del centro
fue localizando a los padres de éstos. El proceso se
prolongó una media hora. Sobre las 09’45 horas llegaba hasta
las instalaciones la consejera de Educación, Mabel Deu
acompañada de Susana Román y Rabea Mohamed. Dentro la
Policía trabajaba atenta a la cada vez mayor tensión que
manaba fuera por unos padres extremadamente preocupados que
ya habían conseguido casi acceder al interior. La situación
era complicada y los rumores cada vez más dislocados
acuciaban la poca paciencia ya de los progenitores. A las
10’00 horas se habían localizado a todos los alumnos que
faltaron a clase menos a cuatro. De modo que con los nombres
de estos cuatro y para calmar a los padres, la directora
salió a tranquilizarlos nombrando a los cuatro alumnos aún
por localizar. Ninguno de ellos tenía relación con los
desesperados padres, así que, por tanto, sus hijos estaban
bien y en clase. Fue la mejor solución. Los padres
abandonaron las instalaciones y los trabajos se centraron en
la búsqueda de estos cuatro alumnos que faltaban.
Varios vehículos patrulla acudieron a cada uno de los
domicilios. La comunicación por radio tranquilizaba. El
primero ya estaba localizado, el segundo habia cambiado de
casa y sus padres no lo avisaron al centro [problemas]. Los
otros dos eran hermanos y estaban en Marruecos. Así que se
tardó algo más. Finalmente se halló al pequeño. Caso
cerrado. No faltaba nadie en el Juan Morejón. Eran las 10’40
horas, aún así los responsables policiales volvieron a
repasar la lista desde el inicio una vez más. A las 12’30 se
desmontó el operativo.
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La actuación policial fue rápida y coordinada
Circular por determinadas zonas de
Ceuta más allá de las 09’00 horas de la mañana era
complicado. Varios controles en zonas de obligado paso hacia
los distintos distritos de la ciudad embutían la circulación
complicando su fluidez. Las noticias sobre un presunto rapto
movilizó el protocolo de máxima alerta policial para estos
casos. De modo que Policía Local y Guardia Civil se
emplearon conjuntamente con la Policía Nacional, cuya Unidad
de Drogas y Crimen Organizado mantenía la coordinación del
operativo conectada con la Jefatura Superior de Policía.
Frontera y Puerto fue lo primero en blindarse. Sobre el
terreno, agentes de la Benérita en sus respectivas
demarcaciones, Policía Local [092, UIR y Tráfico] y Policía
Nacional [Seguridad Ciudadana, Grupo de Menores, Información
y Judicial] mantenían un amplio dispositivo hasta la
verificación o no del presunto suceso. Los agentes del Grupo
de Menores se entrevistaron con los padres del alumno que
alertó del rapto porque no hubo tal.
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