Inmaculada Rodríguez vive en Ceuta desde hace tres años.
“Vine de Madrid y me quedé aquí porque me encantó esta
tierra”, dice. Además, asegura que aquí nunca le falta
trabajo. Ha encontrado en los anaqueles castrenses multitud
de obras que necesitan ser restauradas y en la semana santa
tronos y figuras que también requieren del retoque de un
profesional. Nació en Zaragoza, residió en Toledo casi toda
su vida y allí se empapó de arte. Hoy ofrecerá en el aula
militar del casino, a partir de las 20.00 horas, los
detalles de cómo revivió un cuadro envejecido del teniente
ruiz en el desnarigado.
Pregunta.- ¿Cuál fue su primer trabajo en Ceuta?
Respuesta.- La peana de la Virgen de África. Y el primer
trabajo importante que hicimos fue el trono de la Buena
Muerte.
P.- ¿Y en Ceuta hay trabajo de restaurador?
R.- Hay unas épocas mejores y otras peores, pero
generalmente no suelo estar parada. Realmente siempre ando
haciendo presupuestos por encargos que me hacen.
P.- ¿Desde cuándo lleva restaurando el cuadro del
teniente Ruiz?
R.- Lleva restaurado un mes y medio y tardé en restaurarlo
casi cuatro. Yo ese cuadro lo había visto en el Museo del
Desnarigado y me dolían los ojos de verlo. Le propuse al
coronel jefe restaurar ese cuadro porque veía que era bueno,
pero que estaba muy mal. A raiz de saber que era el teniente
Ruiz, me parece muy bien aprovechar (el aniversario de la
Independencia de España) y realizar una conferencia ahora.
P.- ¿Ha sido casualidad o estaba premeditado restaurar el
cuadro en una fecha que coincidía con el aniversario bélico
del Teniente Ruiz?
R.- Ha ido todo rodado. Hicimos un presupuesto, pero luego
se vio que el cuadro estaba tan afectado que necesitaríamos
más tiempo. Por ejemplo, el vestido de madera se ha cambiado
entero porque estaba atacado por la carcoma. Siempre hay
cosas que ralentizan más el trabajo, pero aparte de los
encargos, el cuadro dependía de un trabajo muy delicado,
porque estaba muy mal.
P.- ¿Por qué?
R.- Porque encima del cuadro había una capa de barniz
entera, el mismo que recubría el marco. Hice una prueba con
el bisturí y comprobé que el marco era dorado. Eso es lo que
voy a hacer ahora, restaurar el marco, porque este marco
cuesta mucho dinero, porque es grande (1,80 x 1,50) y está
todo dorado.
P.- ¿Son estos detalles los que va a comentar en la
conferencia?
R.- Sí, las cosas más curiosas de la restauración. Por
ejemplo, el cuadro no aparecía firmado y cuando yo hice la
limpieza, me di cuenta de que sí había. Claro, ¿qué se iba a
ver debajo de esa capa de barniz oscuro? De un estudio que
ha hecho Barceló (José Luis, cronista oficial de la Ciudad)
se ha comprobado que fue un autor conocido en su época
(finales siglo XIX) de ascendencia medio árabe, medio
cristiana. Había detalles del cuadro que no se veían, pero
yo sé cómo mirar un cuadro. Metí un foco rasante, para
atravesar la pintura, por eso no es bueno sacar fotos a los
cuadros, pero cuando no hay otros métodos lo más básico es
esto. La fase de la restauración ha sido la fase más larga.
P.- ¿El cuadro está ahora tal y como era?
R.- A nivel pictórico sí. Yo he sacado todo lo que estaba
tapado y que se puede sacar, porque yo he encontrado
arrepentimientos del pintor, pero eso lo tapó el artista a
conciencia. Las mangas de la chaqueta las pintó más cortas y
se ven hasta los botones que le había hecho. Han pasado
muchos años por el cuadro y muchas manos y hay matices o
envejecimientos que debes respetar.
P.- ¿Se verá el cuadro en la conferencia?
R.- No soy muy partidaria de llevarlo, porque está delicado,
la policromía ha sufrido mucho y con el ‘power point’ es
suficiente.
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