Manolo Suanez nació en 1933 y vivió en la barriada de
O´Donnell en tiempos más complicados que los actuales.
Durante ocho años ocupó la presidencia de la Asociación de
Vecinos de su barriada, cuando el Palacio Autonómico tan
solo era Ayuntamiento y cuando los consejeros eran
simplemente concejales.
Los que le conocen como Manolo Sánchez ‘Manolín’ lloran
cuando recuerdan cómo ayudaba a los niños y más necesitados
en Navidad; los que no lo conocieron, como José Ramos, dicen
que los trabajadores vecinales “se equivocan si piensan que
no se puede hacer más por los vecinos de la ciudad” cuando
ojea el legado de Suanez.
Durante sus 59 años de vida (murió el 2 de junio de 1992)
fue soltero y su compañera fue siempre su hermana Inés,
junto a la que vivió, y los pequeños de la barriada. Manolín
fue uno de sus compañeros más allegados. Ayer estuvo
presente durante el homenaje que representantes del
movimiento vecinal y autoridades de la Asamblea, como el
presidente Juan Vivas, o la portavoz de la Asamblea,
Inmaculada Ramírez le dedicaron en la plaza que llevará su
nombre. “Él vivía ahí” recuerda Manolín, justo en una de las
viviendas de la plaza. “Él militaba en el PSPC y cuando
murió no debió sentir la compañía de ninguno de ellos”.
Suanez trabajó en la extinta Imprenta Clásica como impresor.
Su labor la compaginaba con la dedicación a los vecinos.
“Él, y los anteriores presidentes de la Federación de
Vecinos Miguel Merino y Gregorio García Castañeda,
reflotaron la organización”, luctuosa en esos momentos,
indicó José Ramos. Con estas dos personas, fue portavoz y
vicepresidente durante algunos años.
Manolín recuerda que movilizaba a todos los vecinos. “Él iba
al Ayuntamiento y se peleaba con quien hiciera falta y
conseguía involucrar más a las personas”.
Gracias a las gestiones de Suanez, las viviendas de
O´Donnell, actualmente encima de la plazoleta que lleva su
nombre desde ayer, “costaron en su momento 74.000 pesetas,
cuando ahora ya valen 18 millones de pesetas”, reveló
Manolín.
En Navidad, hacía todo lo que estuviera en sus manos para
conseguir que los niños fueran con los vestidos apropiados a
cantar los villancicos de estas fechas. Hace 10 años que los
chicos ya no disfrutan de esta fiesta y Manolín dice que
pretende retomarlo.
La conversación se acabó para Manolín mientras recordaba
cómo Suanes iba a las casas de los más necesitados en
Navidad, sin que nadie le dijera nada, para que ningún niño
se quedara sin juguetes.
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