La Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
continuó ayer con el proceso por la muerte del joven Hansa
Buselham Laarbi ocurrido en enero del año pasado. En el
banquillo se sientan dos acusados que se enfrentan a una
pena de 15 años de cárcel por homicidio y uno por tenencia
ilícita de armas. Ayer durante la tercera sesión de la vista
oral pasaron por el tribunal varios vecinos de la barriada
que afirmaron escuchar tan sólo un disparo. Por su parte,
los familiares de uno de los acusados ratificaron que este
escondía la funda del arma y los cartuchos en la azotea de
la vivienda familias debajo de un cubo.
La tercera sesión del juicio contra Nafih Mohamed Enfeddal y
Hansa Mohamed Amar por el homicidio de Hansa Buselham Laarbi
el 27 de enero de 2007 arrojó diversos datos aportados por
los diferentes testigos en los que se puso de manifiesto la
enemistad entre Nafih y el fallecido. Asimismo, los
familiares de este acusado que acudieron a declarar
afirmaron que este escondía la funda del arma y los
cartuchos en la azotea de la vivienda familiar. Con esto, se
ratificaría aún más la culpabilidad de Nafih, quien desde el
primer momento se ha declarado culpable por las “constantes
humillaciones” que afirma que recibía de Hansa.
Si el martes pasaban por la sala los agentes policiales,
ayer fue el turno de los vecinos de la barriada y de los
familiares de Nafih. No obstante, la primera en prestar
declaración fue la madre del fallecido, la cual se desmayó
tras testificar debido a los nervios y tuvo que ser atendida
por el personal sanitario. Durante su comparecencia, la
mujer manifestó que Hansa salió de su casa sobre las 18.00
horas “y una hora después vinieron a decirme que estaba
muerto”. También comentó que “yo sé que ellos [refiriéndose
a los acusados] lo han matado”.
A continuación, varios vecinos de la barriada del Recinto
acudieron a declarar. Todos ellos coincidieron en que sobre
las 18.30 horas escucharon un fuerte estruendo que
inmediatamente identificaron con un disparo. Asimismo,
pusieron de manifiesto la enemistad entre el acusado y el
fallecido por una disputa previa. Uno de los vecinos afirmó
también que tras oír el disparo “me asome por la ventana y
vi un hombre salir corriendo del callejón y meterse en un
portal”, aunque no aseguró que fuera Nafih.
Otros dos testigos contaron como se encontraban en un
vehículo en los alrededores de donde se produjo el homicidio
aunque momentos antes “vimos a Hansa y Nafih charlando en la
calle”. Así, estas personas también escucharon un tiro y
vieron a Hansa herido “así que lo trasladamos en coche hasta
el hospital”, donde “Hansa le dijo a un médico que le había
disparado Nafih”. Previamente, estas dos personas
encontraron en los alrededores la riñonera del acusado, por
lo que “se la llevamos a casa donde la recogió su hermana”.
La funda en la azotea
Sin embargo, el momento en el que estos dos testigos
estuvieron en la casa del acusado fue un punto de discordia
durante la sesión. Por un lado, los testigos afirmaron
rotundamente que estuvieron en casa de Nafih antes de oír el
disparo que este no se encontraba en la vivienda, aunque la
hermana de este aseguró ante el tribunal que le devolvieron
la riñonera de su hermano después del suceso y que este ya
estaba en casa. En su testimonio, la hermana del acusado
comentó que “escuché un ruido y después mi hermano llegó
diciendo que le amenazaba y le había pegado, aunque sin
decir ningún nombre”. Según este testimonio, el acusado
subió a la azotea, donde guardaba la funda de la escopeta y
arrojó las cajas con los cartuchos al patio vecino, los
cuales fueron recuperados más tarde por la Policía Nacional
gracias a la colaboración del propio acusado. Por su parte,
la otra hermana de Nafih ratificó que “yo vi una funda
escondida en el tejado debajo de un cubo pero nunca la
escopeta”. Por último, otro hermano del acusado reiteró que
“Nafih estaba amargado y se quería ir de Ceuta”,
justificando esta actitud con las supuestas agresiones y
humillaciones por parte de Hansa.
El proceso oral finalizará hoy con la declaración de los
médicos forenses que practicaron la autopsia al cadáver de
Hansa y los médicos facultativos que le atendieron en el
hospital del INGESA antes de fallecer. Después, tanto el
Ministerio Fiscal como los letrados de la defensa y de la
acusación particular realizarán las conclusiones, aunque en
el caso de las defensas de los dos acusados, se tratará de
rebajar la pena exigida. Por ahora, se piden quince años de
prisión y uno más por tenencia ilícita de armas.
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La madre del fallecido protagoniza momentos de tensión
La madre de Hansa Buselham Laarbi
testificó en primer lugar llamada por la acusación
particular. Durante la declaración de Suad Buselaham se
vivieron en la sala momentos desgarradores, ya que, la mujer
rompió a llorar en el mismo momento de presentarse ante el
tribunal visiblemente nerviosa. Frente a la sala, Suad no
cesó de repetir “lo han matado, a mi niño lo han matado”, e
incluso los magistrados pensaron por un momento que la mujer
no estaba en condiciones para declarar. Sin embargo, sí lo
hizo finalmente aunque tras levantarse de la silla se
desplomó sobre el suelo en un ataque con convulsiones, por
lo que hubo que parar el juicio y llamar a una ambulancia.
La mujer fue llevada al exterior de la sala, donde se volvió
a desvanecer y tuvo que ser atendida por el personal
sanitario que la trasladó al hospital.
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