María Teresa Fernández de la
Vega, vicepresidenta del Gobierno, le ha dicho a José
Fernández Chacón, tras tomar éste posesión de su cargo
en Madrid, que procure integrarse en la vida de Ceuta. En
una palabra, que se adapte cuanto antes a una ciudad donde
durante varios años va a tener que aguantar carros y
carretas. Lo de... carros y carretas es de mi cosecha. Y le
ha instado a que bien pronto se mezcle con los ciudadanos y
sea capaz de conectar con sindicatos y empresarios. Y ha
rematado De la Vega su faena con un trincherazo muy garboso:
que como delegado del Gobierno está obligado a mantener
mucho diálogo y acuerdos con todas las partes.
Consejos muy adecuados para darle prestancia a un acto, el
de la toma de posesión, en el cual ya no se llevan los
apretones de manos, los golpes en las espaldas, repicando
con nervio y cariño -según dice Lázaro Carreter en
-El dardo y la palabra-, y donde el vocablo singladura
sonaba a cada paso de manera errónea. Menos mal que
semejante protocolo ha caído en desuso por rancio.
Me imagino que las palabras de la vicepresidenta le habrán
hecho reírse a Fernández Chacón por lo bajinis. Y hasta
puede que haya estado a punto de recordarle a dama tan
encopetada que si no sabía ella que él acaba de fajarse en
Melilla con Imbroda y compañía. Si conocerá el nuevo
delegado de Ceuta lo complicado que le va a resultar poner
en práctica las recomendaciones de una De la Vega que parece
no estar al tanto de cómo se las gastan aquí con los
delegados del Gobierno. Sobre todo, sin son socialistas.
Los contactos de Fernández Chacón con los sindicatos
terminarán como el rosario de la aurora. Lo cual es
habitual. Y las relaciones con Aróstegui no serán
posibles porque éste tratará siempre de imponer sus deseos a
todo trance con el único fin de que El Mundo le vuelva a
nominar como una de las personas más influyentes de Ceuta.
Amén de los favores que suele siempre requerirles a los
delegados a cambio de no darles la tabarra con su
acostumbrada tenacidad.
En lo tocante a los empresarios, haría bien en preguntarle a
Jenaro García-Arreciado por quienes acudirán muy
pronto a su despacho, tuteándole con descaro y contándole
vida y milagros de los demás del gremio. Y, desde luego, le
pedirán un trato especial cual prueba de amistad y deseos de
ayuda reciproca. Son los mismos de siempre. Los que, en
cuanto no ven cumplidas sus peticiones, comienzan a
despotricar contra el virrey de turno y a propalar que el
recién llegado es otro enviado por el Gobierno Central para
cometer maldades contra la ciudad.
Y qué decir de la prensa. Como FCH hiera, aun sin querer, la
susceptibilidad de quienes siguen convencidos de que son
indiscutibles por añejos, rancios o vetustos, principiarán a
tratarlo con la punta del pie. Le dirán impropios y se verá
sambenitado a cada paso. De los parlamentarios habrá de
guardarse todos los días. Porque éstos tendrán ya una lista
donde a buen seguro figurarán todos los errores que el
utrerano haya cometido en su trayectoria política. Que es
dilatada. Y para qué contarles de sus escapadas a Chiclana
los fines de semana. Serán expuestas en plaza pública. Lo
mejor que le va a pasar, sin duda, es tener a Vivas como
primera autoridad municipal. Y a De la Encina para evitarle
problemas de partido. ¿Verdad, Antonia María Palomo?
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