Para empezar, vaya por delante mi más sincera enhorabuena a
todos los que integran la AD Ceuta por su clasificación para
jugar el play off de ascenso. No ha sido fácil y entre
todos, jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición, han
hecho posible que el conjunto caballa vuelva a ser uno de
los mejores 16 equipos de Segunda División ´B´ tres años
después de la última vez. Un objetivo propuesto a principio
de temporada y que, tras perder con el Betis B en la
vigesimotercera jornada, parecía muy complicado de cumplir.
Así, una vez dicho esto, y como lo cortés no quita lo
valiente, tengo que reprobar que una vez lograda la
clasificación de forma matemática, en el seno del club se
desatara la euforia como si realmente se hubiera conseguido
algo. Puesto que, llegado a este punto, en lugar de
comportarse como una entidad menor dando la impresión de ya
haber alcanzado la meta, se deberían haber mostrado
ambiciosos, reprimiendo las alegrías, con la premisa de
enfocar las energías en la ya segura fase de ascenso. Porque
los festejos antes de tiempo, lejos de reportar algo
beneficioso, podrían provocar una relajación que a la postre
truncara la magnífica racha de resultados que acumulan los
ceutíes, gracias a la cual se han convertido en el equipo
más en forma del fútbol español. Una realidad que habría que
intentar prolongar lo más posible de cara a las
eliminatorias, fomentando la estabilidad, en lugar de dar
pie al entusiasmo y la pasión. Eso que se lo dejen a los
aficionados.
Ya habrá tiempo de celebrar el ascenso en caso de que este
se logre, ya habrá tiempo de cenas, baños de masas y
recepciones. Pero eso será cuando la temporada haya acabado
y la AD Ceuta haya regresado a la categoría de plata del
fútbol español, casi treinta años después de su única
presencia en Segunda División. Entonces si habrá motivo para
la locura pero, mientras tanto, lo único en que se debe
pensar en el club es en prolongar la dinámica positiva.
Porque, como habitualmente se dice, lo que funciona es mejor
no tocarlo. Y este tipo de festejos son los que,
perfectamente, pueden cambiar las dinámicas.
Al margen de celebraciones, y siguiendo con el hilo del
logro, también me llamaron la atención las palabras de
Benigno Sánchez en su singular comparecencia de prensa -en
la que entiendo faltó el respeto a los compañeros que se
dieron cita al no admitir preguntas- asegurando que “el
Ceuta ha vuelto a la élite del fútbol nacional”. Una
frontera que como mínimo, al menos el que suscribe piensa
que, está en aquellos equipos que integran la Segunda
División ´A´.
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