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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE MAYO DE 2008

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


Lunes. 28


El domingo acudí, una vez más, a mi cita puntual con Radio Televisión Ceuta para ver el partido del equipo local en tierras talaveranas (Por cierto, que lo poco que vi me hizo recordar la fase de ascenso a Segunda División A que jugué yo con ese equipo frente al Eibar, en la temporada 64-65). Pero, siguiendo mi máxima de no entrar en detalles del partido y mucho menos si sólo he presenciado veintitantos minutos, me van a permitir que les diga lo siguiente: me causó grima comprobar la falta de profesionalidad que existe en RTVCE. Toda una indolencia rayana en algo peor: holgazanería y falta de ganas por hacer las cosas como corresponde a un medio cuyo presupuesto es de proporciones más que considerables. Me explico: debido a problemas técnicos que impedían ver las imágenes, salía un rótulo que nos advertía de tan negativa circunstancia. Pues bien, durante minutos y minutos aparecía lo escrito con más errores que texto. Resultaba lamentable, pues, presenciar tantos disparates juntos en apenas doce vocablos. Verdad es que, pasado su tiempo, alguien se dio cuenta de que estaban quedando peor que Cagancho en Almagro... y comenzó a corregir. Con poco acierto. Quede claro.

Martes. 29

En cuanto pongo los pies en la calle hay quien me pone al tanto de lo ocurrido el domingo pasado en Radio Televisión Ceuta. Y lo que oigo me parece tan de ciencia-ficción que no le doy ningún crédito. De cualquier manera, uno se debe a sus lectores y no puede desperdiciar la ocasión para preguntar si es cierto lo que sigue. Me dicen que hubo una trifulca entre el director gerente del medio y el locutor que nos narra que fulano se la pasa mengano y éste a zutano... y otras amenidades por el estilo. La riña comenzó, al parecer, porque el narrador llevaba glosador de su interés mientras el gerente quería imponer el suyo. Y como gerente y narrador no se pueden ver ni en pinturas, la gresca tomó vuelos tan interesantes y constructivos como para que la hubiésemos disfrutado en directo. Máxime cuando el partido no se veía en nuestras pantallas. Por más que el locutor nos hubiera dicho que él si lo estaba viendo en su estudio. A mí me gustaría, la verdad sea dicha, que el presidente del Consejo de Administración, Jaime Whannon, saliera a la palestra para sacarnos de dudas en relación con un asunto que ya es comentario generalizado. Y es que son ya muchos los aficionados que están dudando de las razones que les dieron para quedarse sin presenciar un partido decisivo de su equipo. De modo que la pregunta está flotando en el aire: ¿cortó alguien la señal...?

Miércoles. 30


Inmaculada Ramírez perdió los estribos conmigo cuando yo le hacía mis preguntas a María Antonia Palomo, durante la entrevista televisada de la campaña electoral autonómica. A pesar de su poco recomendable comportamiento, entonces, a mí me sigue cayendo bien esta señora. Y así se lo he demostrado en varias ocasiones. Lo cual no es óbice para que le recuerde que si no aprende pronto a polemizar su papel como portavoz se va a convertir en un infierno para ella. Y a mí me da mucha pena que se la tomen más a bromas que a veras en todos los plenos. Mujer de estupenda formación, ha llegado a la política con el convencimiento de que eso era bagaje suficiente para enfrentarse a quienes han hecho de la política profesión y tratan todos los días de aferrarse a sus cargos con empecinamiento. Todo transcurre con normalidad mientras lee su discurso, pero en cuanto entra en el cuerpo a cuerpo parlamentario se queda a merced de la chanza de sus adversarios políticos. Y a mí, la verdad sea dicha, me disgusta enormemente verla como objeto de burla y chacota por parte de los populares. La política, estimada Inmaculada, debería estar hecha sólo para personas preparadas, honradas, y dispuestas a servir a los demás con la utilidad necesaria y los valores consiguientes. Pero, desgraciadamente, es necesario acceder a ella con grandes reservas de malaleche y la botarga repleta de cristales. De lo contrario, como es su caso, la toman por el pito del sereno. Por consiguiente, he aquí mi consejo: apúntese donde sean capaces de instruirla, con la mayor brevedad, en el arte de ser un demonio con faldas.

Jueves. 1


Celebrado el Día del Funcionario, el miércoles, tengo la oportunidad de leer cuanto aconteció en los actos programados por la Ciudad. De leer y de ver las diversas fotografías con que la información viene ilustrada en El Pueblo de Ceuta. Y hete aquí que mi sorpresa no tiene límites cuando descubro una escena que, amén de permitirme ver sonriendo a mi siempre estimada Mabel Deu, lo cual no es moco de pavo, también se me viene a la vista como José Mata le hace entrega de una placa a José Antonio Alarcón, como recuerdo de sus veintitantos años como sindicalista en Comisiones Obreras. Ay, Pepe... la vida. Ésta da tantas vueltas que lo que ayer era negro y endemoniado, hoy aparece tan agradable como para que Juan Vivas se ría de satisfacción por ver hacer las paces a dos funcionarios que se llevaban a matar. Lo cual me parece muy bien. Pues no es justo que tú y Alarcón estuvieseis a cada paso dando muestras de agresividad. A fin de cuentas, los dos pertenecéis a la Casa Grande. Con lo que ello significa de bienestar y por tanto de tranquilidad en muchos aspectos. Vuestras risas, ante la fachada política que sirve de fondo a vuestra reconciliación, son la mejor prueba de que Juan Vivas es capaz, si se lo propone, de conseguir asimismo que el irascible Manuel González Bolorino y Javier Navas, el muchacho de los deportes en Radio Televisión Ceuta, se besaran con algo más que fruición. Y es que Vivas...

Viernes. 2


En la plaza del Teniente Ruiz están las autoridades civiles y militares. Paso por allí cuando acaba de terminar el acto celebrado en honor del heroico personaje. Y la voz de Ángel Gómez, superintendente de la Policía Local, reclama mi presencia. Esta éste compartiendo conversación con José Antonio Rodríguez, consejero de Gobernación. Y allá que nos ponemos los tres a pegar la hebra. Y sale a relucir lo ocurrido entre Manuel González Bolorino y el locutor de Radio Televisión Ceuta, Javier Navas. Y coinciden conmigo en la metedura de pata del gerente. Quien, en vista de su experiencia, jamás debió cometer semejante error. Tampoco se salva de las críticas el tal Navas. Y, por supuesto, fui yo quien dejó claro que tampoco había estado Pedro Gordillo muy acertado interviniendo en tamaño lío. Cuando llevábamos unos minutos metidos en cháchara se unió a nosotros el presidente de la Ciudad. Que tuvo palabras de elogios para Gómez. Por cierto, éste deberá someterse otra vez a los rigores de la carrera continua. Si no quiere que los kilos vayan haciendo mella en su ya veterano cuerpo. La verdad es que entre bromas y veras pasamos un rato agradable. Y yo aproveché el momento para desearle a Juan Vivas buen viaje a tierras jiennenses y que procurara deleitarse con la tan celebrada carne de monte.

Sábado. 3

Llevo un tiempo en el cual me dejo ver poco por la calle. Dos o tres días durante la semana me son suficientes para darme un garbeo y acudir a mi cita en la tertulia frecuentada por mí. Lo cual no quiere decir que mis paseos a prima mañana hayan sido suprimidos. Aunque es bien cierto que hora tan temprana está destinada a combatir la parte del día que hago vida sedentaria. Hoy acudo a la tertulia y durante un tiempo, la conversación transcurre acerca del fútbol; y, casi exclusivamente, sobre el momento que vive el Barsa. Y a mí me toca decir que este equipo ha enfermado de eso que han dado en llamar tiquitaca. Una majadería que ha hecho fortuna entre quienes se creen que el fútbol es un deporte donde hay que jugar vestido de esmoquin. Otro problema del fútbol español es ver cómo cada vez son más los equipos que forman sus plantillas con muchos jugadores bajitos. Lo cual es una enorme desventaja cuando se trata de competir con conjuntos hechos bajo la ley del equilibrio y donde priman los futbolistas fornidos, y que no tienen por qué carecer de las habilidades exigibles. Bajitos, sí; mas sólo los imprescindibles por su enorme talento. Aunque jamás tendrían que ser alineados cuatro o cinco a la vez. Y lo peor del asunto, es que Luis Aragonés está convencido de lo contrario. No me extraña, pues, que todavía no haya perdido vigencia el dicho de que el fútbol es un deporte inventado por los ingleses y donde ganan casi siempre los alemanes.
 

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