Religión o ideología?. ¿Fe y
práctica religiosa en la unicidad de Alláh/Dios o imposición
de normas al conjunto de la sociedad?. ¿Islam, respetable
como las demás religiones… o islamismo? Bernard Lewis
(remito al lector a mi columna del 16 de noviembre de 2006)
distingue tres tipos de musulmanes: aquellos para los que no
hay más camino que la guerra contra Occidente hasta la
muerte, otros que, aun con las lógicas criticas y
conservando obviamente sus creencias y culturas, “tratan de
sumarse a nosotros en la búsqueda de un mundo más libre y
mejor” y, finalmente, los que siendo conscientes de nuestro
poder “buscan una adaptación temporal con el fin de
prepararse para la lucha final. Haríamos bien en no
confundir a los segundos con los primeros”. Relean la cita.
Nuestra carta de valores lleva implícita los irrenunciables
principios de libertad de pensamiento y religión, llave
garantista por un lado pero que, por otro, excluye aquellas
ideologías que atenten contra la dignidad humana. Así y por
coherencia, se prohíben publicaciones racistas y de llamada
al odio como puede ser “Mein Kampf” (Mi Lucha) de Hitler,
mientras se reprimen bandas y agrupaciones ultras de uno u
otro signo (derecha, izquierda o religiosas). ¿Qué lugar
ocupan el Islam y el Corán en este contexto?. La cultura
islámica generó, en su momento, una brillante civilización y
nada hay que impida el libre ejercicio del musulmán a la
práctica de su fe. Ahora bien, otra cosa son la modalidad de
una “daw´a” (predicación) excluyente y totalitaria, la
gestión de barrios como guetos cerrados y la imposición de
ciertos hábitos (en Occidente, un musulmán en cuanto
ciudadano es libre de seguir, o no, los preceptos de su
religión). ¿Y qué decir del Libro Sagrado…? Francamente y en
cuanto a su difusión en nuestro seno, entiendo que algunas
de las aleyas o versículos coránicos (no solo oscurísimos,
sino vejatorios y peligrosos, incitan al asesinato
colectivo. ¿Cómo pudo explicarse Alláh/Dios así…?) deberían,
bien expurgarse, bien ponerse como anexo debidamente
comentado, pero en cualquier caso controlándose el modo de
su edición. Mientras el debate sigue abierto les sugiero la
lectura de “Sortir de la malédiction. L´Islam entre
civilisation y barbarie”, última obra de Abdelwahab Meddeb,
intelectual francotunecino profesor en la Universidad de
París X Nanterre, quien acusa al conjunto de los musulmanes
(él mismo lo es) de hacer del Corán… ¡un ídolo!.
En cuanto a la islamafobia, presunta o real, persígase en
tiempo y forma: ahí está la Justicia. Demándese. Y, a la
vez, reprímanse con los medios necesarios algaradas, quemas
de banderas y amenazas de todo tipo. No podemos impedir los
crímenes cometidos en estados musulmanes pero es una
vergüenza que, invocando el Corán (presunto libro de la
tolerancia y la convivencia), artistas, políticos,
profesores y periodistas vean amenazadas, ¡en la misma
Europa!, sus vidas y haciendas. ¡Algunos ya han sido
asesinados!. La libertad de expresión es sagrada. Mi
recuerdo y solidaridad para con el último perseguido por la
nueva Inquisición islámica, el profesor Robert Redeker,
autor de un clarividente articulo publicado en “Le Figaro”
el 19 de septiembre de 2006: “¿Qué debe hacer el mundo libre
ante las intimidaciones islámicas?”. Buena pregunta.
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