La demolición del antiguo cuartel de Artillería Las Heras ha
pasado factura entre los vecinos de las casas bajas de San
Amaro. Tanto es así que hace diez días la señora de Antonio
Pozo necesitó ser hospitalizada a causa de una inhalación
excesiva de polvo y por padecer ésta de asma. Su hijo
también necesitó revisión médica al tener la misma
enfermedad y fue necesario dotarles de mascarillas para su
protección.
Tras dos semanas de obras la situación se ha calmado, puesto
que la Delegación del Gobierno ha puesto las medidas
oportunas ya para solventar el problema mediante cubas de
agua que han empastado el polvo y aligerado el ambiente de
partículas que dificultaban la vida diaria de estas
personas. Esto es lo que comunicaron los vecinos a EL
PUEBLO. “Ya ha pasado lo peor, los primeros días era
imposible. Yo, que no fumo, me encontraba con picor de
garganta y a mi mujer tuve que llevarla al hospital a que la
vieran porque le dio una crisis asmática a causa del polvo”,
relató Pozo, que prefirió no fotografiarse ya con las
mascarillas. En el otro portal, una señora y su hijo
comentaron lo difícil que ha resultado tender la ropa estas
pasadas semanas. “Teníamos que tender a las dos y quitar la
ropa a las cuatro para que no se ensuciara”, dijo el hijo.
Las obras de derribo comienzan a diario pasadas las 8.00
horas, descansan a las 14.00 y continúan cerca de las 16.00
hasta casi las 20.00. Los operarios están dándose mucha
premura en terminar esta demolición al completo ya que las
máquinas con las que hacen su trabajo proceden en buena
parte de la península y el coste por el alquiler diario en
Ceuta es alto.
Por el momento, da la sensación de que se acabaron los
picores de ojos y la suciedad permanentes en casas y coches
a causa del antiguo cuartel de las Heras.
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La Ciudad pide a Delegación que acate las medidas de
protección
Antonio Pozo se dirigió la pasada
semana a la Consejería de Medio Ambiente de la Ciudad que
dirige Yolanda Bel. Ésta le comunicó al ciudadano que la
competencia de este derribo era exclusiva de Delegación del
Gobierno y que eran ellos los que deberían haber puesto “las
precauciones oportunas desde un principio”, declaró Yolanda
Bel. Por este motivo, la Consejería de Fomento se dirigió al
organismo representante del Estado para que cumpliera con su
obligación y terminara con el perjuicio que estaba causando.
Delegación ha paliado el problema con cubas de agua.
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