¿Qué habrá sido de la caravana de
musulmanes ceutíes en viaje, a través del Rif, hacia la
hermana Melilla…? Estoy pasando el puente aislado del
mundanal ruido, en un montaraz paraje rodeado de arroyos y
bosques releyendo a H.D. Thoreau (¿lo conocen?) y su “Walden
Dos”, autor por el que he sentido siempre cierta simpatía.
Ya el 14 de noviembre de 2006 me preguntaba en esta columna
sobre el “Ser” musulmán, ontológicamente hablando y, sobre
todo, “¿De qué Islam estamos hablando?”. Porque si la fe es
una, se vive de muchas maneras y junto a tendencias abiertas
se encuentran fundamentalismos ideológicos (como el
“Wahabismo” o el de la secta pietista de los “Tabligh”) que
pueden fácilmente derivar hacia el “yihadismo”. Ahí está el
último llamamiento del holding terrorista “Al Qaïda”, tras
el vergonzoso secuestro del atunero español, incitando donde
se pueda al ataque contra los occidentales en base a la
famosa aleya 191 de la sura 2 (“La Vaca”) del Sagrado Corán,
aplicable también a la pérdida del llorado Al Andalus:
“Matadles donde deis con ellos y expulsarles de donde os
hayan expulsado”. Duras palabras. ¿En verdad apuesta el
Islam por la convivencia?.
He ahí uno de los interrogantes que, desde Melilla, debería
despejar el Iº Congreso Islámico organizado por la
asociación “Badr””: la necesidad de una exégesis correcta de
oscuros versos del Corán que, no sé si en algún momento
tuvieron sentido o no (también sería interesante conocer,
con rigor historicista, el contexto de la Revelación y sus
aplicaciones puntuales), pero hoy día desde luego están
fuera de juego en una “aldea global” que bulle de
intercambios culturales. Pongamos, por ejemplo, la enseñanza
islámica vigente ya en muchos colegios españoles: ¿quién y
cómo explica a jovencísimas mentes en crecimiento estos
oscurísimos versos….? No hace tanto, un conocido radical y
extremista “hermanito” presumía en Ceuta, ante la inopia de
las autoridades, de lo bien que le habían enseñado a un niño
allí presente la memorización del Corán. Magnífico. ¿Y cual
sería la opinión íntima de la tierna criatura al recitar
ciertos versos…?. El Corán tiene dos sentidos: uno externo y
otro esotérico, además de siete niveles de profundidad… No
sé, pero pienso que esto de memorizar de forma acrítica no
es bueno…. Verán, se encuentran en el Corán (palabra exacta
de Dios, transmitida literalmente a Mahoma por el ángel
Gabriel) unos cien versículos que exhortan a los fieles
creyentes, los musulmanes, a emprender la guerra contra los
no creyentes hasta la victoria universal final, según parece
desprenderse de la sura 2, aleya 193: “Combatid contra ellos
hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda culto a
Dios. Si cesan, no haya más hostilidades que contra los
impíos”. No parecen precisamente, aunque vengan del mismo
Alláh/Dios, los mensajes más apropiados para la convivencia.
¿Qué hacer con ellos?; ¿quizás expurgarlos?.
Esta temporada está repleta de encuentros: si a finales de
abril tenían lugar en Valencia unas jornadas sobre “El Islam
en los medios de comunicación”, entre el 8 y el 10 de mayo
Barcelona acogerá un congreso internacional sobre los
“Derechos Humanos en el Mundo Árabe”. ¿Estudiada ofensiva
mediática…? ¿O algo se está, al fin, moviendo desde el
corazón mismo del Islam?
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