Leo en su periódico declaraciones y opiniones sobre la
cuestión de la lengua árabe y su adecuación en el sistema
educativo de Ceuta, tal como se empezará a aplicar el
próximo curso 2008/2009 en 4 IES de Andalucía y tal como se
empieza a estudiar y debatir en otros lugares y comunidades
autónomas, como Valencia y Madrid entre otras. Lugares y
comunidades en las que sus políticos, además de la
Constitución española, conocen también la complejidad
linguística y cultural del actual sistema educativo, y
tienen la valentía de afrontarlos con argumentos científicos
y medidades oportunas. Y, sobretodo con educación y
Educación, sin acusasiones, sin rechazar las opiniones de
otras personas o colectivos educativos que tratan de
dialogar, debatir y dilucidar a fin de ir superando barreras
y disminuir el fracaso escolar en las aulas españolas.
Sería una osadía por mi parte instar a un diputado del
Congreso a que conociera, además de la Constitución
española, otros importantes documentos europeos y españoles
relacionados con las actuales políticas educativas, porque,
sin duda, está obligado a conocerlos como diputado que es,
al igual que yo, como ciudadana, estoy obligada a conocer la
Constitución española.
Directora Dpto. Estudios Semíticos
Coordinadora Grupo de Investigación DILACAI (Didáctica de la
lengua árabe y su cultura: alteridad e integración)
Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Granada
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