Era casi un secreto a voces el que
Jenaro García Arreciado pusiera punto y final a su etapa
como delegado del Gobierno en Ceuta quien sustituyó a
Jerónimo Nieto a mitad de la pasada legislatura. Han sido
dos años en los que García Arreciado se ha empapado de la
realidad de esta Ciudad Autónoma y ha comprobado lo tan
cercana que resulta la administración para la vida cotidiana
de la ciudadanía. Probablemente donde más próxima se vive
esta relación. Una ciudad donde, a veces, las competencias
se solapan y en la que se necesita de una buena dosis de
altura de miras política para sobrellevar con buen todo las
relaciones institucionales. Eso lo aprendió pronto
Arreciado. La cortesía de un lado, aunque la política claro
está por otro; sobre todo si las divergencias ideológicas o
de modelo de gestión diferían ostensiblemente. Es lo que
tiene el compartir cotas de poder competencial en una ciudad
de 19 kilómetros cuadradados. Pero se va finalmente alguien
a quien, probablemente, no le hubiera importado continuar
cuatro años más después de ‘controlar’ el terruño y
participar, evidentemente, de la reorganización y
resurgimiento de un partido centenario que llegó a niveles
desesperadamente bajos para la esperanza socialista ceutí.
El Gobierno nombra a xxxx bragado y experimentado delegado
en Melilla [cuatro años le avalan] que conoce perfectamente
la idiosincrasia de las relaciones de una Ciudad Autónoma [extrapeninsular
y fronteriza] y no le es, en absoluto desconocido, las
justas aspiraciones de la Ciudad Autónoma en sus
negociaciones con la Administración General del Estado.
José Fernández Chacón será, desde el lunes, oficialmente, el
nuevo delegado del Gobierno de Ceuta. Conoce de cerca los
problemas de la inmigración, de las relaciones con
Marruecos, de la frontera, de las navieras...
La bienvenida por delante, deseándole además el éxito que
Ceuta merece y necesita.
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