La Ley Moyano cumple 150 años
desde su proclamación. La primera norma que reguló las
enseñanzas en nuestro país, consiguiendo un gran consenso
político, lo que le permitió que estuviera vigente durante
más de un siglo. Desde los años 70, cuando relevada por el
Proyecto de Villar Palasí, se han sucedido cinco normas
auspiciadas por gobiernos de distintos color. Hay problemas,
como los económicos que persisten hoy.
Pero, ¿cómo ha evolucionado nuestro sistema educativo? La
constitución de Cádiz, recoge en su Título IX, del capítulo
365 a 371, la necesidad de crear un plan de enseñanza
uniforme para todo el país, sin especificar clases sociales
y establecer en todos los pueblos escuelas de primeras
letras en las que se enseñará a leer, escribir y contar, el
Catecismo y las obligaciones civiles. Se creará una
Dirección general de Estudios, a cargo estará la Inspección
de Enseñanza Pública. En 1814, el diputado Manuel José
Quintana elabora un Informe que se redacta como Ley en 1821.
En él se da carácter legal a una estructura del Sistema
Educativo, que se divide en primera, segunda y tercera
enseñanza; se distingue entre Instrucción Pública y Privada
y se determina la gratuidad de la Enseñanza”.
Entre 1835 y 1836 se establecen las Escuelas de Latinidad y
Colegios de Humanidades, sólo para privilegiados. Aparece el
plan General de Instrucción Pública del Duque de Rivas, con
influencias liberales, sin llegar a aplicarse, por el cambio
de régimen. Durante el Gobierno del Marqués de Somoruelos,
se crean las Escuelas Normales para la formación de
docentes.
En 1845, se aprueba el Plan Pidal o Plan General de
Estudios, que sería el antecedente de la futura Ley Moyano.
Se crean los primeros Institutos y la Inspección
Profesional. Se avanza poco y llega el Concordato de 1851.
Se excomulga a la reina Isabel II por sus desamortizaciones
eclesiásticas, y desde 1854 a 1856 se seculariza la
enseñanza.
En 1857, el Ministro de Fomento, Claudio Moyano, da nombre a
la Ley de Instrucción Pública de 9 de Septiembre de 1857,
promulgada dentro de un gobierno moderado y fruto del
consenso. La ley no se debatió en las Cortes. Hasta allí
llegó, para su aprobación una Ley de Bases, una especie de
declaraciones de principios que facilitó el proceso. La Ley
Moyano es todo un documento legislativo, un código docente
muy extenso que consta de 307 artículos y ha estado vigente
más de cien años. En resumen, establece tres niveles
educativos: la instrucción primaria se divide en elemental y
superior para niños y niñas entre 6 y 9 años, y se imparte
en escuelas elementales; la secundaria comprende dos ciclos,
uno elemental de dos años y otro superior de cuatro, que se
imparten en Institutos y dedican la mayor parte del
currículo a las Humanidades, aunque también incluía estudios
de aplicación que se pueden asemejar a estudios
profesionales; y a la enseñanza superior, que se impartía en
las facultades universitarias o Escuelas Profesionales, los
maestros eran seleccionados en un proceso de oposición tras
haber estado estudiando en las Escuelas de Magisterio.
En 1876 se produce un hito pedagógico muy importante: la
fundación de la Institución Libre de Enseñanza por Giner de
los Rios. Enraizada en los principios Krausistas, la
Institución es un alarde de auténtica renovación que
defiende el aprendizaje activo, la formación a través de las
artes y la escuela laica.
Entre 1900 y 1923 se crea el Ministerio de Instrucción
Pública, que asumía el sueldo de los maestros y el control
de la red de escuelas primarias. Se establece por el Plan
Romanones el bachillerato de seis años, y los gobernantes,
liberales y conservadores, toman conciencia del atraso
educativo del país y comienza a dictar leyes. La del 1909
promueve la red escolar plural, mayor dotación de recursos,
educación de párvulos, renovación de métodos y contenidos de
enseñanza. En 1910 se reconocen los derechos a la educación
de la mujer por decretos oficiales, y mayor importancia a la
investigación científica. Pero el mayor cambio se produce en
1923 donde el Ministro Eduardo Calleja establece nuevo plan
de Bachillerato, buscando uniformidad entre asignaturas y
manuales, con las modalidades de Ciencias y Letras. Aparecen
las Enciclopedias. Se implantaron las Misiones Pedagógicas.
El Inspector es un verdadero orientador pedagógico.
En 1936, durante la Guerra Civil, coexisten dos escuelas: en
la zona republicana se sustituye el plan de estudios de
Primaria de 1901 por otro más innovador decretado en el 37;
en la zona franquista se impone un pensamiento conservador,
basado en la condena del liberalismo, la coeducación y la
ILE. Al acabar la Guerra Civil, se hace una depuración de
los docentes y se exige la formación y función moral del
maestro. El franquismo cambia los modelos pedagógicos: los
niños no estudian lo mismo que las niñas y están separados.
Desaparece la ILE, la más prestigiosa iniciativa pedagógica:
“Un gran desgarro histórico”.
Desde 1953 a 1990 nos encontramos: 1953, Ruiz Jiménez
establece el Plan de Bachillerato, con examen
Preuniversitario; 1965, se crea con Lora Tamayo, el
Ministerio de Educación y Ciencia, extendiéndose la
obligatoriedad hasta los 14 años; en 1970 se presenta el
Libro Blanco de Villar Palasí, Ley General de Educación, con
cuatro niveles: Preescolar, la EGB, Bachillerato y Educación
Universitaria; en 1985 se aprueba la Ley Orgánica Reguladora
del Derecho a la Educación (LODE); en 1990 se publica la Ley
de Ordenación del Sistema Educativo, LOGSE, donde la
escolarización se hace obligatoria hasta los 16 años. Tras
la LOGSE, nos llegó la Ley de Calidad de la Enseñanza (LOCE),
aprobada (PP) en 2002 y, por último, con el PSOE en el
poder, 2005, la Ley orgánica de educación (LOE).
Los expertos en educación, piensan, después de este largo
período, que si bien el fallo ha estado en la fundamentación
económica de las leyes, en los momentos actuales, hay que
dedicar más dinero para tener profesores bien formados, una
organización óptima de los medios y un sistema que recoja
las aspiraciones de todos los ciudadanos.
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