En la noche del pasado domingo se
quedó sin recibir visita alguna, por “culpa” de un gol,
posiblemente el más llamativo de la temporada, marcado por
el Villarreal en el Ruiz de Lopera.
Sin embargo, no va a tardar en tener esa visita
multitudinaria que, cada vez que el Madrid gana algo,
recibe.
Y a esto es a lo que queríamos ir, más veces con La Cibeles,
porque el Madrid es el que más triunfos obtiene, pero
también con otros puntos emblemáticos de las diversas
ciudades que, cada vez que hay un triunfo deportivo, suelen
atraer al personal.
Es una de la modas, desde hace unos treinta años,
escasamente, y precisamente cuando han logrado algo
importante equipos modestos, que “tiraron la casa por la
ventana” para celebrar eso a lo que no estaban
acostumbrados.
Las celebraciones me parecen fenomenales, pero lo que no es
tan fenomenal es que lugares emblemáticos, más o menos
importantes, artísticamente, sean asaltados, como a veces lo
ha sido La Cibeles, o “el vecino” Neptuno, en tiempos en los
que el Atlético de Madrid ha ganado algo.
Monumentos importantes, fuentes típicas, lugares super
conocidos, suelen ser el punto de concentración donde se
festeja el triunfo y donde se echa fuera toda la ansiedad de
los forofos, a lo largo de la temporada.
En Madrid, y nos alegra, la Alcaldía ha dado el primer toque
de atención, ya antes de que llegara el festejo:”¡¡ Qué
suba, únicamente, el capitán del equipo a ponerle la bandera
a la diosa”. Con eso basta, con eso es suficiente, porque lo
otro hubo veces que estuvo a punto de que, primero fuera
toda una multitud la que se encaramara en las fuentes y
además que “ese monumento” quedara destrozado.
Y es algo que traen las modas, especialmente si son
multitudinarias, que en pocos minutos pueden arrasar lugares
que han sido y son santo y seña de toda una ciudad.
Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, La Coruña, y otros
lugares más modestos, como Soria si sube a primera el
Numancia, corren el riesgo, a finales de cada temporada de
tener que afrontar unos gastos extras por el simple hecho de
que el balón entró en el momento clave, y yo no quiero ni
pensar, si en vez de irse a “duchar” a una de esas fuentes
hay algún “espabilao” al que le parece más bonito embadurnar
un monumento como la catedral de León o la fachada de la
Universidad de Salamanca.
Puede parecer una exageración lo que acabo de decir, pero
grupos fanáticos, “ultras de medio pelo” y otros grupos
similares, son los que arropándose en esa alegría colectiva
y multitudinaria, hacen de las suyas, ocultándose en un
triunfo deportivo.
Por eso, me ha parecido bien que La Cibeles, a pesar de
haber supuesto un gasto especial, y a pesar de que habrá
otro gasto más el próximo domingo, haya sido protegida y se
haya prohibido tajantemente el acceso a toda la plantilla y,
de rebote, a algún directivo que se quisiera sumar a la
fiesta.
Deporte y alegría me parece muy bien que vayan unidos,
deporte y “jolgorio” ya es un poco más peligroso pero
deporte y vandalismo hay que eliminarlo a toda costa, por
mucho que lo sientan los que van de buena voluntad y a
divertirse sanamente, pues en eso, precisamente es en lo que
suelen terminar casi todos estos festejos tan
multitudinarios.
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