La gran mayoría de viajeros que llegaron de Gibraltar en el
‘WindSpirit’ a Ceuta sobre las siete de la mañana de ayer no
se quedaron a bordo todo el día. El barco partía de nuevo
hacia las cinco de la tarde, así que había tiempo suficiente
para disfrutar de un maravilloso día de sol y sin el viento
de Levante que azotó a la ciudad durante los días
anteriores. Así, había dos posibilidades: viajar a Tetuán
para concer una de las medinas árabes mejor conservadas y
valoradas del mundo, o dar un paseo por la ciudad
acompañados de responables de la Oficina de Turismo de
Ceuta, visita que se realizó con el inconveniente de ser
domingo, con la mayoría de las tiendas comerciales cerradas.
Almuerzo a bordo
Sin duda, la mesa “es el lugar donde se miman hasta los más
pequeños detalles cuando se trata de vacaciones en un
crucero de lujo”, comento el chef de a bordo, Marcus
Poschauko, que se encarga de dirigir un equipo de cuatro
profesionales de la alta cocina para dar al comedor del
‘WindSpirit’ el punto de sofisticación que requiere una
factura de 5.000 dólares a la semana. Poschauko comentó que
cada día la comida es especial, puesto que “se recoge la
particularidad gastronómica de cada país en que atracan,
para ofrecer una mesa diferente”. Y, efectivamente, le tocó
a la comida española. Sin embargo, el hecho de que Ceuta
comparta frontera con el país alauí siempre será objeto de
confusión, hasta en la creación de una carta de comida: los
asados y pescados “de la tierra” estaban bañados con gran
número de especias marroquíes.
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