Lunes. 21
Juan Vivas ha ganado fama merecida de ser persona
moderada, prudente, conciliadora... Lo cual está muy bien y
le permite ganarse el afecto de innumerables ciudadanos.
También es de sobra conocido, pues no lo niega, que gusta de
guardar las apariencias. Es amante por tanto de los
convencionalismos. Tampoco pecaríamos de mentiroso si
dijéramos de él que piensa mucho cualquier decisión que haya
de tomar. Lo medita todo hasta extremos insospechados. Huye
de las confrontaciones. Y sobre todo procura por todos los
medios causar la mejor de las impresiones entre quienes lo
frecuentan y, por supuesto, entre quienes va conociendo por
vez primera. Para JV resulta fundamental ser estimado por la
gente. Necesita, más de lo que él cree, el afecto de los
demás. Y vive con preocupación el que dirán de su forma de
ser y de sus actuaciones. Le pueden los prejuicios. Hay
muchas personas, en esta ciudad, que le deben a Vivas la
destacada situación de la cual gozan. Podría ir dando
nombres y seguro que serían muchos los agraciados por éste.
De cualquier manera, a Vivas le convendría, en ocasiones
concretas, perder los estribos de forma controlada –oxímoron
al canto-, para no caer en la tentación de hacer
declaraciones tan melifluas como las que ha hecho en
relación con la guerra interna que se ha desatado en el
Partido Popular. Decir que no existe división en su partido
y querer quedar bien con Mariano Rajoy y con
Esperanza Aguirre, me parece la adopción de una postura
que le desfavorece.
Martes. 22
Camino hacia Séptima dental, la clínica donde me están
tratando la dentadura, cuando me tropiezo con una persona
que conoce perfectamente a todos los miembros del Gobierno
presidido por Juan Vivas. Y sale a relucir el nombre
de Yolanda Bel. Oye, Manolo, debo decirte que
has acertado al decir, en varias ocasiones, que la portavoz
del Gobierno da muestras de cansancio y de estar quemándose
ya con más prisas que pausas. De seguir así, cualquier día
puede perder los nervios. Porque se le nota que está del
cargo hasta el moño. Mi respuesta no se hace esperar: a mí
me hubiera gustado oírte decir lo contrario; o sea, que me
había equivocado y que la Consejera de Medio Ambiente y
Portavoz del Gobierno estaba que se salía en todos los
aspectos concernientes a sus obligaciones como consejera. Mi
opinión es que bien haría el presidente Vivas en procurar
por todos los medios evitarle a YB que se siga desgastando
como portavoz del Gobierno. Una misión complicada y de la
que debe ser relevada. La solución sería recurrir a la
persona idónea, que la hay, para que asuma esa
responsabilidad. O bien, como mal menor, que fueran ocupando
ese sitio, cada equis tiempos, los demás consejeros. Por
ejemplo: ¿por qué no empiezan por Francisco Márquez?...
Miércoles. 23
Leo, como no podía ser de otra forma, la entrevista que le
hace Gonzalo Testa a Juan Vivas. Y antes de ir
derecho al grano, me van a permitir que le diga al
presidente, amparándome en el derecho de los muchos años que
hace que nos conocemos, que el titular que le ha dado al
subdirector de este periódico, me parece poco acorde con el
aprecio que me consta siente por nuestra lengua. “No
contemplo el escenario de movilizaciones por el tema
militar”. Presidente, de verdad, lo bien que hubiera venido
decir lo que sigue: Considero que no habrá movilizaciones
por el tema militar. Preveo que nadie se va a movilizar por
la reducción de militares. Y así podríamos seguir enumerando
títulos que dijera lo que usted ha querido decir y que ha
sido ya el primer desencuentro con Juan José Imbroda.
Por más que diga usted que éste le ha contado que lo
explicado es según el contexto y... bueno, lo de siempre.
Quisiera equivocarme, pero me parece que el tándem que han
vuelto ustedes a formar tiene todas las trazas de no
funcionar. Y más pronto que tarde, seguro que uno de los dos
va a dejar de dar pedales en la dirección que quiera el
otro. Que no presidente, que por más que se hable de
ciudades hermanas, los problemas ni son calcados ni Imbroda
ni usted se parecen en nada. Y así, en cuanto alguien del
Gobierno Central sepa jugar sus bazas durante cualquier
negociación y usted vea que le conviene aceptar, seguro que
Imbroda se vuelve a quedar solo encima de la bicicleta.
Tiempo al tiempo.
Jueves. 24
La verdad es que transito poco la calle. Pero cuando lo hago
siempre tengo la suerte de tropezarme con alguien que me
pone al tanto de situaciones que amplían mis conocimientos
sobre lo que ya sé. Juan Vivas está tragando quina.
Sin necesidad. Puesto que cuenta con el poder que le han
otorgado las urnas y sobre todo con el crédito intacto que
le han concedido los ciudadanos durante dos elecciones.
Cierto es que el no puede estar en todo. Pero no es menos
cierto también que se durmió en los laureles a la hora de
elegir el equipo que debía acompañarle durante su mandato
más complicado como presidente de la Ciudad. Sé de buena
tinta, continúa diciéndome, que hay políticos de su partido
que le están haciendo la cama. Y que le están obligando a
que se deje ver en situaciones donde lo más conveniente era
estar tapado. También me ha apuntado ciertos deslices que se
están produciendo entre los suyos y que, tarde o temprano,
pondrán al presidente entre la espada y la pared. Mientras
tanto, el delegado del Gobierno, que cuenta con una
información de mucho cuidado, se deja caer con que la Ciudad
gasta demasiado y hace política con las tropas. Juan Vivas
nunca debió consentir que políticos válidos, bien hablados,
duros como el pedernal y afines a su modo de ser, estén en
el ostracismo.
Viernes. 25
En momentos donde las mujeres han conseguido ser mayoría en
el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero,
los hombres se han quedado, la verdad sea dicha, algo
cortados. Se veía venir, sin embargo, que el siglo XXI iba a
ser el siglo de las mujeres. Ya lo adelantaba Christiane
Collange, periodista y escritora francesa, en su libro:
“No es fácil ser hombre”. Allá en los albores de los
ochenta. Lo de las ministras, y sobre todo el nombramiento
de Carme Chacón, cual ministra de Defensa, les sentó
muy mal a varias figuras del periodismo. Antonio Burgos
destacó en ese aspecto. Todo ello sale a relucir,
nuevamente, en la tertulia a la que acudo hoy. Y, aunque
pienso que la igualdad entre hombres y mujeres será una
realidad cuando haya el mismo número de tontas que hay de
tontos ocupando cargos de relieves, también creo que hay
tres clases de mujeres, tal y como las clasificaba Paul
Valéry, un escritor misógino. Tres categorías de féminas
que provocan reacciones diferentes en sus compañeros.
Reciben ellas el nombre de fastidiosas, fastidiantes y
fastidiadoras. Las dos primeras son insoportables, con
cambios de humores muy parecidos y los mismo tiques y
capaces de hacer que los hombres prefieran, en muchos casos,
quedarse jugando al dominó con los amigos o echando horas
extras, con tal de no verlas. La tercera, es decir, las
fastidiadoras vuelven a los hombres locos de amor cuando se
cruzan en su camino... Pero cuestan una pasta gansa. Ya
habrá tiempo de definirlas con toda la minuciosidad que
merecen las categorías de mujeres, según la opinión del tal
Valéry.
Sábado. 26
Hay consejeros a los que se les exige resultados nada más
acceder al cargo. En cambio a otros se les concede tanto
margen que pueden acabar su mandato sin sufrir el más mínimo
desgaste. Algo así viene sucediendo con Guillermo
Martínez, consejero de Economía, Turismo y Empleo. El
hombre declaró en su momento, en relación con el Turismo,
que los deportes náuticos, los congresos y los visitantes
con poder adquisitivos son los pilares de la política
turista del Gobierno de Ceuta. Y se hizo la luz. De Martínez
dicen las malas lenguas que, amén de vivir permanentemente
controlando al gerente de servicios turísticos, Aquiles
Ruiz, lo que busca con más ahínco es que se haga
realidad la construcción del campo de golf en el sitio
adecuado a los intereses de ciertas personas. En fin, la
verdad es que Martínez, por ser quién es, recibe un trato
exquisito de una prensa y de unos analistas que hace nada
exigían la llegada de trasatlánticos, todos los días,
cargaditos de guiris dispuestos a dejarse aquí una pasta
gansa. Vivir para ver
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