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                     Seguramente el debate sobre la 
					Educación pase desapercibido, y es lógico en tanto que la 
					Ciudad Autónoma no tiene competencias al respecto, en el 
					Debate sobre el estado de la ciudad que se celebrará el 
					próximo martes en el Palacio autonómico. No debería ser así, 
					sin embargo, si se atiende a las advertencias que, desde su 
					llegada a Ceuta, ha venido realizando una y otra vez al 
					respecto el delegado del Gobierno en Ceuta, Jenaro García 
					Arreciado, quien cada vez que se le ha preguntado al 
					respecto no se ha escondido para repetir que de la buena 
					salud de este ámbito de la gestión pública depende no sólo 
					el que la ciudad autónoma logre salir del primer puesto de 
					estadísticas funestas como la del fracaso escolar sino, 
					mirando a medio y largo plazo, que no se conozcan desde ya 
					los nombres que engrosarán las listas del paro dentro de una 
					década. El fracaso escolar de los ceutíes, especialmente de 
					los hombres, es una enfermedad que amenaza con convertirse 
					en crónica en la ciudad autónoma, donde además cualquiera 
					que pasee por sus calles se da cuenta de que el valor del 
					esfuerzo y la dedicación en los libros sigue sin ser 
					valorado a pie de calle. Negros ejemplos de épocas 
					afortunadamente superadas siguen teniendo más tirón popular 
					que los de la disciplina y la formación. Las autoridades han 
					conseguido extirpar de las calles su lamentable 
					exhibicionismo del dinero fácil, pero las escuelas no 
					parecen haber conseguido aún ajustar la impresión del modelo 
					de vida del éxito fulgurante que crearon en una parte de la 
					juventud ceutí que hoy está en la adolescencia. El reto 
					educativo de Ceuta va, por tanto, mucho más allá de los 
					centros, donde también hay no pocas voces que exigen 
					soluciones más innovadoras, siempre con el debido respeto a 
					la legislación y a la historia de la ciudad. Todo el mundo 
					coincide en que algo está fallando, tanto a nivel local como 
					a nivel nacional, en la Educación, y todos los agentes 
					sociales, políticos y económicos deben asumir una parte de 
					responsabilidad para encontrar soluciones, pues de ello 
					depende el futuro de todos ellos. 
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