La roca es un testigo mudo del devenir de los hombres y de
su historia, pero también es protagonista de ella y
condiciona la naturaleza de las construcciones y la
industria que se puede desarrollar en un determinado lugar.
Durante el largo asedio que sufrió la ciudad a finales del
siglo XVII y principios del XVIII por el surgimiento de la
dinastía Alauita, las construcciones defensivas tuvieron un
trabajo constante de remodelación y fortificación. Para el
alzamiento de las Murallas Reales se utilizó el material del
escaso terreno que quedaba tras el repliegue a posiciones
defendibles que se produjo, aprovecharon los gneises
procedentes del monte Hacho.
El gneis es una roca metamórfica, este tipo de piedras se
suelen originar a bastante profundidad debido a un cambio
estructural de sus minerales provocado por unas condiciones
de altas temperaturas o gran presión. Este material es
preponderante en el monte Hacho y en la zona centro de la
ciudad. Contienen varios tipos de minerales: los de mayor
presencia son el cuarzo, los feldespatos y piroxenos.
También hay presencia de otros, no tan abundantes, como la
biotita y la cordierita, que se forman mediante temperaturas
muy altas y condiciones de presión moderadas. Los gneises
del Hacho suelen presentar un aspecto ocelado, con manchas
redondas y de varios colores, debido la presencia de los
feldespatos aunque también pueden encontrarse bandeados.
Este tipo de rocas se ha utilizado más recientemente para
engrosar las escolleras o para la construcción del Parque
Marítimo del Mediterráneo, inaugurado hacer ya trece años.
Ha sido la base de las construcciones más características de
la ciudad.
Hacia el oeste contactan con uno de los materiales más
extraños y peculiares de Ceuta: las peridotitas del Sarchal.
En este contacto los gneises se hacen más oscuros. Hay
escasos yacimientos de peridotitas en el mundo y poseen un
gran interés científico. Este tipo de formaciones proceden
del manto terrestre, su nombre tiene origen en el mundo
romano. Peridoto es el nombre que daban los romanos al
olivino, un mineral que tiene un color verde intenso
parecido al del aceite de oliva sin refinar y que está muy
presente en este tipo de rocas. El color que tienen las
peridotitas es de un negro intenso ligeramente verdáceo por
el contenido de olivino. Al tener este característico color
se ha usado para fachadas de manera ornamental. Está
presente en las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de
África y en la catedral, aunque en la primera se ha ocultado
en remodelaciones posteriores. Se usó para otros edificios
hoy ya desaparecidos como en la puerta del Hospital Real.
Hoy una réplica preside la entrada a la plaza de los Reyes,
en su construcción también se ha utilizado la peridotita
pero no de los minerales de olivino de la zona del Sarchal.
El granate es otro mineral que abunda en las peridotitas
ceutíes. Este material presenta una gran variedad de colores
que van desde el púrpura hasta el verde. El granate ceutí es
de colo rojizo. “Este material sirvió para crear una
industria muy provechosa, en época de dominación árabe, de
orfebrería” explicó el director del Instituto de Estudios
Ceutíes, Simón Chamorro. Las peridotitas están también
presentes en el istmo pero las edificaciones de las Murallas
Reales no permiten que afloren al exterior.
Los gneises del istmo
Las peridotitas se mezclan también con los gneises del
istmo. Los granates están presentes en estas rocas debido a
estas zonas de contacto en la que aparecen los gneises con
aspecto fundido. Estas rocas suelen tener formaciones
bandeadas con líneas claras, fruto de la mezcla de cuarzos y
feldespatos, y oscuras, por las biotitas y los piroxenos.
Por la zona de Fuente Caballos aparecen grandes cristales de
piroxenos mezclados con granates. Los gneises de la zona del
istmo han sido usados abundantemente en los baluartes de la
ciudad.
Rocas antiguas
En la parte continental de Ceuta cambia radicalmente el tipo
de roca y aparecen materiales datados de la época
paleozoica.
Por la zona del Chorrillo hasta el Tarajal están presentes
las filitas grafitosas. Estas rocas son las que se utilizan
para hacer las minas de los lápices y manchan las manos de
un característico color grisáceo debido a su contenido de
grafito. Tienen un brillo metalizado que indica la
ordenación lineal de los pequeños cristales de mica que
contiene. Están estratificados y a veces se intercalan
gruesos estratos de areniscas. En algunas de sus rocas se
han encontrado fósiles de animales, lo que permite su
datación en el Silúrico, hace aproximadamente unos 400
millones de años.
Por la zona de Punta Bermeja aparece otro tipo de formación,
las calizas alabeadas. Su nombre proviene de su singular
foma ondulada de plegamiento, llamada alabeo. Están formadas
por la acumulación de una gran cantidad de estratos de
calizas negras y arcillas.
Las calizas aparecen en gran medida por la costa y contactan
por encima con los esquistos arenosos. Estos esquistos
arenosos son un grupo de rocas metamórficas que contienen al
menos un 50 por ciento de minerales planos y alargados.
Poseen un color rojo característico debido a que cuentan con
ciertas cantidades de hierro oxidado. Presentan una gran
fragmentación en rocas de pequeños tamaño debido a su
trituración por plegamientos a poca profundidad.
En la zona continental existen también rocas que datan del
periodo mesozoico. Cerca del barrio del Príncipe existen
conglomerados muy coloridos formados por areniscas y
arcillitas que van desde al rojo hasta diferentes
tonalidades del verde. Las arcillitas suministraban la
materia prima que se usaba para hacer la cerámica aparecida
en el Tarajal. Este tipo de material se ha usado también en
las Murallas Reales como sillería para unir los grandes
bloques de piedra.
Otro roca del mesozoico en la zona continental es la
calcarenita aquitaniense. Tienen un aspecto característico,
no están todavía estratificadas en bandas anchas, pero se
muestran las primeras grietas de una fuera estratificación,
están todavía en un periodo incipiente. A veces presentan
grandes manchas negras que indican la presencia de materia
orgánica. No se han usado abundantemente en la construcción
al ser un material excesivamente blando. Aparecen en los
edificios formando molduras, y algunas de ellas ya presentan
un estado evidente de erosión.
Por último aparecen una gran cantida de calizas y dolomías,
muy características de varias zonas del sur de Andalucía,
que afloran en el extremo occidental de Ceuta. Estas rocas
son muy explotadas para la construcción y debido a la
explotación prolongada de las canteras casi han desaparecido
este tipo de formaciones de la superficie de la ciudad.
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