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OPINIÓN - SÁBADO, 26 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Emvicesa y Mustafa Mizzian
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me gustaría saber si todos los empleados de Emvicesa han opositado para ocupar el cargo que están desempeñando. Sería de mi agrado conocer si en esa empresa municipal existen personas que en su día tuvieron la suerte de hacerse con el empleo por medio del dedo poderoso de cualquier gobernante: fuera éste socialista, popular o del GIL.

Que conste que yo no tengo nada, líbreme Dios, contra los trabajadores de la Empresa Municipal de la Vivienda de Ceuta. Es más, creo que jamás me hubiera referido a ellos de no haber sido por la postura que han tomado en relación con el nombramiento de Mustafa Mizzian como posible asesor del presidente del Consejo de Administración.

Una postura egoísta, a todas luces, y vivida por mí hace ya bastantes años cuando fui nombrado director de una escuela de fútbol y supervisor de cuanto acontecía en el interior del entonces llamado Instituto Municipal de Deportes. En mi caso, además, reunía todos los requisitos para que se me adjudicara la plaza. Entre otras razones, porque el concurso se había hecho a mi medida y no se había podido presentar nadie. Si alguien lo desea, aunque el asunto apenas goce de interés por el tiempo ya transcurrido, no tendría el menor inconveniente en enumerarle las condiciones que me avalaban para ejercer tales menesteres.

Sin embargo, no faltaron los cuatro o cinco empleados que pusieron el grito en el cielo. Con la circunstancia agravante de que todos ellos habían sido colocados por orden expresa de los políticos que entonces hacían y deshacían en el Ayuntamiento. En rigor: eran unos pobres diablos.

El ejemplo, aunque haya tenido que hablar de mí, es necesario para recordar cómo hay personas que, cuando están afincadas en sus puestos de trabajo, se arrogan derechos para decidir quiénes pueden acceder a la empresa y quiénes no.

Una postura que sería normal si ellas hubieran tenido que opositar o pasar unos exámenes adecuados al respecto. Pero, salvo excepciones, casi siempre son los enchufados quienes gritan desaforadamente para mostrar su malestar contra cualquier decisión de sus superiores. En este caso, los políticos.

Mizzian es poco agradecido con quienes suelen ayudarle en momentos claves de su actividad como hombre público. Quede claro, pues, que no se trata de defender, porque sí, al dirigente del Partido Demócrata y Social de Ceuta, sino de expresar nuestra opinión de un hecho que se suele repetir muchas veces y en muchas empresas parecidas a Emvicesa.

Por tal motivo, insisto: no tendría ningún reparo en ser puesto al tanto del número de personas que disfrutan de un empleo en Emvicesa, tras haber tenido la fortuna de ser recomendadas por el político de turno. Y, desde luego, tampoco le haría ascos a enterarme de si en algún momento se favoreció a la esposa del político, que a su vez es influyente en el sindicato... y tal y tal.

Al grano: Mizzian, aunque guste de apreciar más los sitios donde suelen tratarle con desprecio, está siendo recompensado, sin duda, por su lealtad al PP en momentos cruciales. Y ese comportamiento, cuando el GIL arrasaba, le concede, al menos, el poder disfrutar de los mismos derechos que quienes fueron colocados a dedo en Emvicesa. Si acaso los hubiera.
 

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