Supongamos que usted tiene un vehículo corriente, sin
estridencias, un utilitario de los corrientes, nada que
pueda parecerse a un Hummer o algo parecido. Más o menos, un
automóvil de 11 caballos de potencia fiscal. ¿Recuerda
cuánto paga de impuestos por él en Ceuta? Entre 15,55 y
31,15 euros, según sea su cilindrada. Si residiese en
Melilla el capricho le costaría 17,04 euros de media, pero
al otro lado del Mediterráneo la broma se dispararía: en
Madrid el Ayuntamiento de Ruiz Gallardón le exigiría 59
euros; en San Sebastián, el de Odón Elorza, el que tiene las
tarifas más caras de España, le restaría de su cuenta 71,40
euros cada doce meses.
Es sólo un ejemplo de los muchos incluidos en el informe que
Automovilistas Europeos Asociados (AEA) acaba de reunir en
un informe sobre la fiscalidad municipal de los coches, en
el que se ponen de relieve diferencias de hasta un 319%
entre la ciudad más barata, Melilla, y la más cara, Donostia.
Este impuesto fue creado hace diecisiete años y genera unos
ingresosanuales de 1.900 millones de euros a las haciendas
locales. “La discrecionalidad en su aplicación”, opina AEA,
“ha dado lugar a que se creen verdaderos “paraísos fiscales
en relación con el pago del mismo”.
Estas diferencias no afectan exclusivamente a los
automóviles. Entre las ciudades más caras para los coches
están los de Barcelona, Tarragona, Cádiz, Bilbao, Córdoba, o
Granada, pero si se comparan sus tarifas fiscales sobre las
motocicletas las diferencias con Ceuta, Melilla, Soria,
Zamora, Pamplona, Palencia, Alicante o Huelva son, si cabe,
aún más grandes.
Una motocicleta de 600 centímetros cúbicos paga en Melilla
15,15 euros. En Ceuta abona 27,65 euros, pero en San
Sebastián este mismo vehículo cuesta en impuestos 66,64
euros.
Si se tiene en cuenta todos los impuestos que se han pagado
durante la pasada legislatura un automovilista melillense
abonó 88,62 euros, algo menos que en Ceuta, pero uno
barcelonés habrá pagado 340,75: cuatro veces menos.
Además de sobre el bolsillo de los contribuyentes, estas
diferencias conllevan otras distorsiones: el avance de
revisión y adaptación del PGOU advierte de que el alto
número de automóviles matriculados en Ceuta no es fiable
porque está viciado al alza por las ventajas de
‘empadronarlo’ aquí.
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Una pregunta “ineludible”: ¿están aquí todos los que son?
El equipo de la consultora
Prointec que ha elaborado el avance de revisión y adaptación
del Plan Generall de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad
autónoma de Ceuta pone de manifiesto, en su apartado
referido a la movilidad, una de las consecuencias evidentes
de las considerablemente inferiores tasas impositivas que se
pagan aquí por los vehículos. “La tasa de motorización que
recoge el Plan Estratégico de Movilidad Sostenible (basada
en los coches matriculados), no resulta creíble”, apunta
Prointec, “ya que el incentivo fiscal que conlleva la
matriculación de vehículos en Ceuta hace que la cifra deba
ser considerada con prevención”. “Esto nos plantea una
pregunta ineludible: ¿se corresponde esta cifra con el
número de vehículos que pagan el impuesto de circulación en
la ciudad?”. Aparentemente, y según todas las fuentes
consultadas ayer por este periódico, no: son “bastantes”
menos.
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