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OPINIÓN - VIERNES, 25 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Secuestrados
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El teléfono no cesa de sonar. De modo que llevo toda la mañana colgado del aparato y tengo la casa sin barrer. Llaman mis conocidos, mis familiares y todos los que gustan de interesarse por situaciones morbosas. Y a todos les respondo lo mismo: que no estamos secuestrados. Que en El Pueblo de Ceuta reina la calma y que hasta el momento los piratas navegan por aguas de Somalia.

Aunque también, justo es decirlo, en un mundo como el sindicalismo, tan amplio y tan dado a que cualquiera pueda abrirse camino, de vez en cuando se cuela un tío con pata de palo, cubierta la cabeza con pañuelos de mil colores y estrabismo al canto. Y, claro, verde y con asas. Porque Juan Luis Aróstegui hace mucho tiempo que abordó la nave decana y marca su rumbo como si fuera un Francis Drake redivivo.

Aróstegui, bucanero de la política y cotorrera distinguida del periódico en el cual se permite el lujo de escribir cuanto le viene en ganas, siempre y cuando sea para arremeter contra los demás medios por estar vendidos al Gobierno de la Ciudad, todavía no se ha mirado ni su pata de palo ni su bizquera ni tampoco se ha percatado de que es un pechelingue acabado.

Un bucanero que bien podría ganarse la vida contando historietas de sus múltiples travesías enarbolando bandera negra municipal. Sí, hombre, de cuando hubo una época en la cual enviando un simple fax, con las siglas de su partido y el nombre del afiliado, éste tenia prioridad a la hora de hacerse con el empleo correspondiente.

¡Qué pena que Juan Vivas, tan al tanto de todos esos chanchullos y de muchos otros, sea incapaz de salirle al paso a quien le dice que los jóvenes de esta tierra, por mucho que valgan, si no llevan en la boca el carné del PP no tendrán jamás acceso a un empleo en la Casa Grande!

¿Cómo es posible que quien se ha distinguido siempre por hacer del filibusterismo su modo de estar en la política local, se atreva a impartir lecciones de moral desde una embarcación que lleva desde los tiempos de Maricastaña manteniéndose a flote gracias a lo que todos sabemos? Eso sólo se le ocurre a un pirata de salisipán, renco de pata de caoba gastada por el paso del tiempo, y frustrado porque ha perdido vigor y vigencia en los mares de la vida pública.

Con un corsario de la política, cual Aróstegui, cojo del remo izquierdo y con la chaveta algo trastornada, uno no entiende los motivos que habrá tenido Jenaro García-Arreciado para fiarse de él. Porque, si bien es verdad que el delegado del Gobierno necesita apoyos para enfrentarse a los parlamentarios populares y a otros varios, que son de armas tomar, no le arriendo las ganancias. Día llegará, pues, que esa juntera momentánea le cueste al onubense más dolores de cabeza que los que le están dando las familias de los militares en asunto ya tan manido.

En cuanto al presidente de la Ciudad, me voy a permitir recordarle algo que es comentario de mentideros y tertulias: si insultas todos los días a Vivas desde las páginas de un medio cuya mayor propaganda es presumir de antigüedad, es seguro que el presidente de la Ciudad se desviva en atenciones hacia ti.

A Vivas parece que le va marcha del pirata. Él, que tantas veces se lamenta en privado de los insultos recibidos, debería saber cómo lo visten de limpio en la nave que pilota Aróstegui. Menos mal que los lectores de éste se pueden contar con los dedos de una mano.
 

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