Por primera vez en la historia de la Unión Demócrata Ceutí (UDCE)
en la Asamblea, el partido de Mohamed Ali, que llegó a la
Cámara autonómica tras las elecciones de 2003, presentó ayer
dos mociones de urgencia firmadas conjuntamente con el Grupo
Parlamentario Socialista. El hecho, que estuvo a punto de
producirse hace un mes y que se frustró por detalles
logísticos de última hora, sucedió justamente un mes y dos
días antes de que se cumpla el primer aniversario de la
catástrofe del PSOE ceutí en las urnas y cuatro días antes
del debate que marcará definitivamente dos bloques en el
Pleno: el PP por un lado y la oposición por otro.
Sin Mustafa Mizzian, que finalmente acabará como asesor
directo de Presidencia y no de Francisco Márquez en Emvicesa,
como confirmaron ayer fuentes de toda solvencia, y con IU
pendiente de un incierto congreso nacional que se celebrará
en junio, la estabilidad de la unidad de acción de la UDCE y
el PSOE tiene cimientos pequeños pero sólidos para forjar un
frente de oposición común al estilo del creado con CpM en
Melilla. El valiente paso que dio Mohamed Ali y su Ejecutiva
en febrero, apoyando incondicionalmente la candidatura de
Zapatero, ayuda lo suyo. El carácter de la nueva portavoz
socialista, Inmaculada Ramírez, menos ducha que su
antecesora en las labores de la portavocía y la brega
parlamentaria [ayer naufragó cuando Yolanda Bel le tendió
una zancadilla evidente al pedir citar el “trasvase”,
palabra maldita para el PSOE, del Ebro a Barcelona, en su
moción para dar agua desde Ceuta si nos sobra a las regiones
que más la necesitan], pero con un carácter más empático,
menos protagónico e igualmente dispuesta a favorecer el
proyecto ideológico que representa, también han puesto de su
parte.
Así las cosas, y si el congreso ordinario que los
socialistas ceutíes organizarán en septiembre no deriva en
un nuevo enrocamiento del PSOE regional, el Pleno de ayer
pudo ser la primera muestra de lo que nos deparará la vida
parlamentaria local a medio plazo. Por su propio peso, labia
y experiencia, Mohamed Ali se convirtió ayer de facto en el
portavoz de la oposición dos bancos más allá de lo que
abarca su actual Grupo Parlamentario. Lo demostró en los dos
momentos de mayor tensión dialéctica de la jornada: cuando
se habló de la factura única de Acemsa y cuando se abordó el
berenjenal militar.
El primero es un tema plantado, cultivado y explotado por la
UDCE, que ayer supo hacer frente al argumentario de
Francisco Márquez con solvencia, al menos ante los ojos de
los no avezados en Derecho. En el segundo, sin embargo, al
PSOE le iba mucho más en el envite que a los localistas, que
jugaban sobre arenas movedizas. A pesar de ello, Ali, por la
evolución natural del debate y la presencia política de los
participantes, se convirtió en la voz de la oposición.
Vencida la tentación de entrar en el Gobierno que le ofreció
el PP, el debate del martes, que se prevé agrio y tenso,
abrirá, dicen convencidos alrededor de UDCE y el PSOE, un
nuevo ciclo en sus relaciones parlamentarias.
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