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OPINIÓN - JUEVES, 24 DE ABRIL DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Segundas partes...
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Juan Jesús Vivas y Juan José Imbroda han anunciado que están dispuestos a seguir formando ese tándem que se rompió hace ya bastantes meses. De modo que se han vuelto a jurar lealtad plena a la hora de reclamarles mejoras al Gobierno de la nación. Y han elegido Madrid, y concretamente el edificio del Senado, para darle a su unión un aire de interés extraordinario.

La verdad es que el primer intento de colaboración para presionar mucho más sobre los ministerios correspondientes, les dio poco resultado a ambos presidentes. Por no decir ninguno. Y fue así, porque son dos personas diametralmente opuestas en casi todo. Y por más que quisieran aunar voluntades y se prometiesen fidelidad a raudales, acabaron como cabía esperar: mirándose ambas con desconfianza y bisbiseando maldades una contra otra en sus ratos libres.

Pues bien, pasado ese tiempo donde ha prevalecido el distanciamiento entre ambas administraciones, un problema interno de los militares ha conseguido que Vivas e Imbroda se hayan vuelto a dar una segunda oportunidad de pedalear juntos en defensa de los intereses de ambas ciudades. Y uno, que a veces es refranero, aunque pueda ser tachado de maricón o pilonero, cae en la cuenta de que segundas partes nunca fueron buenas. Mucho más, lógicamente, si la primera terminó en un fracaso de tomo y lomo.

Vivas es como es y le ha ido tan bien, hasta ahora, que jamás va a cambiar su paso por más que lo intente el vehemente Imbroda. A Vivas le aterran los enfrentamientos. Y procura por todos los medios conseguir sus fines sin que su prestigio sufra menoscabo. Su manera de actuar es harto conocida por quienes han tenido y tienen la oportunidad de frecuentarlo. Todo lo medita hasta extremos insospechados. Y jamás toma una decisión a la ligera. Por más que lo estén apremiando desde diferentes posiciones.

De jugar a las siete y media, tengo la completa seguridad de que Vivas casi nunca perdería por pasarse. Cierto que pocas veces sumaría los siete puntos y medio, pero casi siempre estaría en una postura ganadora. Tampoco lo veo faroleando en juego de baraja. Y, desde luego, como entrenador de fútbol sería todo metódico y atento a que sus futbolistas no cometieran desatinos ni imprudencias temerarias.

El presidente ceutí, en un mundo donde abundan quienes ponen el grito en el cielo por cualquier nimiedad, ha sido capaz de ganarse a la gente con su educada manera de comportarse; con la puesta en escena de una sencillez que los ciudadanos reclaman a cada paso, importándoles un bledo si es más o menos real; y sobre todo ha entendido perfectamente que usando los malos modos se puede obtener lo deseado, una vez; pero se pierde muchas veces.

Me consta, pues creo conocer algo a Vivas, que la figura que éste ha creado de sí mismo llega, en bastantes ocasiones, a irritar a un Imbroda necesitado de expresarse y actuar de manera muy distinta a como lo hace su compañero de bicicleta de dos plazas. Ya que no todas las personas tienen la capacidad de mostrarse con esa cachaza tan de Vivas, aunque por dentro se esté dando a todos los demonios. Por consiguiente, mucho me temo que este nuevo deseo de ambos presidentes de continuar trabajando conjuntamente, sea flor de un día. De lo contrario, Imbroda puede terminar enfermando de los nervios.
 

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