Un “joven-veterano” que hoy cumple 94 años. Nacido el 24
de abril de 1914. Militar desde los 16 años que ingresó en
la Marina. Antes, a los 13 años, había sido peón con su
padre en la construcción. La guerra, como a todos los de
aquellos años le marcó y le dejó las idea muy claras hasta
hoy. Estuvo en el Campo de Concentración de García Aldave
junto con Sánchez Prados y por tres veces se libró de la
muerte, de aquellos paseos que terminaron con la vida de
muchos. Tiene numerosas condecoraciones entre ellas la
Medalla Militar Individual. En la actualidad vive solo pero
sus sobrinas están al tanto de él constantemente. Un hombre
muy a tener en cuenta, de verdad.
Cuando me dijeron que hoy cumplía 94 años pensé que este
hombre no sería capaz de relatarnos nada del pasado, pero me
he encontrado con una mente totalmente lúcida, con una gran
memoria y que la línea recta la sigue perfectamente, si
acaso le falla la memoria en alguno de esos datos que nos
puede fallar a los de menos años. Para mí es una de las
entrevistas que recordaré con más ilusión, porque además
Fernando, rehúso a llamarle de usted porque es todo un
chaval, es el tipo de hombre de aquellos años en los que la
seriedad y el respeto estaban por encima de todo lo demás.
Son muchas las cosas de las que estuvimos hablando y de todo
ello he procurado entresacar lo que puede tener más sabor,
para los de ayer, para los de hoy y para los de mañana:
• Pregunta.- ¿Cuándo naciste, porque estás hecho un
chaval?
Respuesta.- ( Se ríe con la bondad de un hombre de su
tiempo). El día 24 de abril de 1914, aquí en Ceuta, y soy el
mayor de seis hermanos.
P.- Siendo tantos hermanos y tú el mayor sería difícil
poder ir a estudiar, ¿es así?
R.- Ya lo creo, yo sólo pude ir a la escuela y poco tiempo,
porque a los 13 años mi padre tiró de mí, al ser el mayor y
tuve que ayudarle a trabajar.
P.- ¿Trabajar donde?
R.- Con él de peón. Entonces mi padre estuvo haciendo unas
casitas que hay ahí al lado del Morro, esas de uno o dos
pisos, luego las vendía y sacaba por ellas 4000 o 5000
pesetas, por lo que no podía ir a estudiar.
P.- O sea que aprendiste lo justito y poco más ¿No?
R.- Bueno, cuando hay ganas de hacer cosas siempre se ponen
soluciones y mi padre me puso en casa un profesor, era un
legionario que me daba clase y ahí estuvo mi formación.
P.- ¿Cómo era la vida entonces?
R.- Muy pobre, no había casi nada, rara vez se veía a gente
con zapatos, lo único que había eran alpargatas y pantalones
remendados, otra cosa no se veía, esto en cuanto a la ropa,
y en cuanto a la comida se comía mal, no había para más, no
se podía hacer otra cosa.
P.- Tú viviste la guerra, muy de cerca ¿Cómo fue aquello?
R.- Claro que la viví y es muy largo de contar, pero te
puedo decir que estuve preso con Sánchez Prados en el Campo
de Concentración de García Aldave. El día que le sacaron a
él también me sacaron a mí, pero me volvieron a dejar allí.
Por tres veces me sacaron para fusilarme y tres veces salió
en defensa mía un encapuchado que luego supe que era el jefe
del Campo de Concentración y que me salvó la vida.
P.- Dinos como era la vida allí, en esos momentos.
R.- Era muy dura. Mientras trabajábamos teníamos por
guardianes moros del campo, reclutados del RIF, que no
hablaban español, armados con fusil y con fusta. Su misión
era vigilarnos, debíamos estar siempre trabajando con pico y
pala.
P.- Eso tenía que ser muy duro ¿No?
R.- Ya lo creo y cuando a ellos se les antojaba nos
propinaban un par de fustazos. Si tenías sed tenías que
esperar la llegada del compañero con el barril, no podías
pedir agua. Tampoco se podía hablar con el compañero que
tenías al lado.
P.- Me has hablado de Sánchez Prados ¿Supiste cuando
murió?
R.- (Fernando se emociona y me dice) Una noche, como siempre
de madrugada, le levantaron al médico Sánchez Prados , a su
secretario y a otros detenidos, entre ellos a mí. Cuando ya
estaba yo de pie, uno de los encapuchados se dirigió a los
otros en voz baja y les dijo:” éste no, que se quede”. Así
me salvé aquel día, pero este hecho macabro se repitió en mi
persona otras dos veces. Yo llegué a pensar que ese
enmascarado era mi Ángel de la Guarda.
P.- Eso es muy duro ...
R.- No te lo puedes ni imaginar, la última vez que estuve a
punto de salir, dormía junto a un conocido y vecino mío,
Alarcón, nos levantaron a los dos, mi protector intercedió
por mí una vez más, a mi vecino se lo llevaron y al igual
que a los demás lo asesinaron.
P.- ¿Tú llegaste a saber quien era tu protector?
R.- Sí, después de la guerra, cuando me encontré un día con
el ayudante del Jefe del Campo de Concentración y me lo
dijo, que había sido el propio Jefe del Campo.
P.- De esto nos podrías dar muchas más notas, pero
prefiero saber cosas de ti, fuiste militar ¿cuántos años?
R.- Uf, muchos, desde los 16 que ingresé en la Marina, en el
Buque Escuela, hasta los 65, y siempre en la Marina.
P.- ¿No pensaste en cambiarte de cuerpo?
R.- En algún momento lo pensé pero ahí estaba mi vida. El
general don Fernando Capaz me pidió que dejara la Marina y
me fuera al Ejército, pero no me fui.
P.- ¿Y tras la guerra?
R.- Los “rojos” dejaron los barcos de guerra en Francia y se
pretendía que fuéramos nosotros a recogerlos. Yo pensé hacer
un curso para agente de policía marítima (celadores de
puerto). En Tarragona en una reunión comprendí que esto era
mejor que trasladarme a Francia. Convencí a mis jefes para
que me protegieran y me avalaran ante el ministro de Marina
y me cambiaran de especialidad como agente de policía
marítima.
P.- Veo que no te conformabas con cualquier cosa, y que
no tenías miedo a nada...
R.- Eso es cierto, siempre he estado en todos los jaleos y
follones, pero también he hecho un salvamento de tres
españoles. También estuve en Sidi Ifni, en definitiva que
intervine en todo.
P.- Pero lo tuyo fue la Marina...
R.- Sí, me pasé la vida en la Marina, y precisamente aquí
estuve en la Comandancia de Marina muchos años.
P.- Veo que pasa el tiempo y no me has hablado de tus
condecoraciones que son muchas ¿Cuáles son realmente?
R.- Llevo a orgullo que durante los 50 años de vida militar
se me concedieron, por diversos hechos, varias
condecoraciones como: Medalla Militar Individual (honores y
el 20% del sueldo de Capitán). Cruz de Plata del Mérito
Naval. Dos Cruces de Guerra. Medalla de la Campaña
(1936-1939). Cruz Roja. Medalla de Plata de Salvamento de
Náufragos. Insignia de la Mendahuia (Marruecos), Medalla de
África, Placa de San Hermenegildo y tres condecoraciones
más.
P.- Tras una vida tan ajetreada ¿Qué haces ahora?
R.- Aburrirme. Estoy solo pero mis sobrinos están siempre al
tanto de mí, tengo la protección de ellos.
Como bien, estoy bien atendido y veo poco la televisión,
sólo las noticias, hay otros programas que ponen que no
quiero verlos.
P.- Y de la gente joven de hoy ¿Qué piensas?
R.- Que ha variado como de la noche al día. Ahora viven
mucho mejor, porque antes, ya te dije, había mucha pobreza,
tras la guerra fue otra cosa y ahora se vive mejor. Yo creo
que ahora es cuando mejor se vive.
Podríamos haber escrito medio periódico con las cosas que
nos dijo Fernando, una persona encantadora, que sólo el
carné de identidad avala que tiene 94 años, a simple vista
no lo parece. Ojalá que siga así muchos años más.
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