Avispa y mariposa en uno solo, el delegado mostró ayer su
cara más hipotensa y ni se irritó ni lanzó sus habituales
dardos verbales. Simplemente habló entre líneas de los dos
temas que centraron la reunión Vivas-Imbroda de esta semana.
Cuando se le preguntó por la “urgente” reivindicación de más
dinero planteada por ambos Gobiernos al Estado se puso
didáctico y recordó que: a) el Gobierno central aporta ya a
la Ciudad el 60% de su Presupuesto, que los tiempos que
vienen no parecen boyantes pero que aún así el Estado no
hará oídos sordos nunca a Ceuta; b) que estas cosas se
hablan en las correspondientes comisiones bilaterales,
sectoriales o de presidentes; c) que el presupuesto
integrado de Ceuta es superior al de Córdoba, “que tiene
casi 300.000 habitantes” y d), seguramente lo más relevante,
que “los déficits estructurales se manejan de dos maneras, o
desde la vertiente del ingreso o desde la del gasto”. “En
ambas hay que actuar”, recomendó.
Sobre el asunto militar, después de reunirse anteayer con
familias afectadas y antes de que, hoy, estas empiecen a
recoger firmas en el Paseo del Revellín de 9.30 a 13.00
horas, se negó a considerarse ofendido por la insistencia de
la Ciudad en tener explicaciones directas del Ministerio y
no atender las suyas, en las que insistió (“al final del
periodo se perderán unos 40 mandos”) y puso sobre el tapete
varios detalles colaterales básicos para entender el asunto:
a) “¿Qué es el arraigo en el siglo de la movilidad?”, se
preguntó ante los argumentos al respecto de la Ciudad,
“sobre todo aplicado a la estructura militar, que va en
contra de su esencia y su permanente disponibilidad al
mando; es una excusa sentimental que no se debería
permitir”, concluyó; b) que en la famosa movilización del
arriado de hace 15 días fue él quien estuvo con el Ejército
y los Populares quienes lo hicieron enfrente “insultando al
Gobierno”; c) que se intentarán “minimizar” los perjuicios
personales y sociales posibles “hasta el límite posible”,
que es “el interés general”; d) que encuentra un evidente
“interés político” en las críticas del PP de Ceuta y Melilla
al Plan de Transición y Modernización de las Fuerzas Armadas
y d), cerrando el círculo, que si con esa actitud pretenden
forzar al Gobierno central socialista a aumentar la
financiación autonómica de ambas ciudades el hecho le
parecería “legítimo”, pero que no tiene ni pruebas ni
indicios de que así sea.
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