Lo escuché a las 3 y poco más de la fatídica tarde del
pasado lunes 7 en el Programa Deportivo de la Cadena Ser que
tan magníficamente dirige y presenta Antonio Martín (Ya
había fallecido dos días antes en Madrid mi buen amigo y
mejor persona, Pepe Benítez).
Ante tan cruel noticia, (por cierto sorprendente e
inesperada por mi, pues ni siquiera sospechaba que tuviese
problema de salud). Como digo, al enterarme que había
fallecido, me quedé de piedra, y por un instante sin poder
reaccionar, en esos momentos, mi alma se cubrió de hielo y
mi cuerpo entero se llenó de frío; y sentí que una gran
tristeza invadió todo mi ser. Y todavía hoy sigo sin creerme
la realidad, la verdadera realidad de su muerte. Y es que
¡¡fueron tantos años maravillosos vividos junto a él!!, que
me costaba creer todo aquello
Y de repente en mi mente se agolparon a la vez tantas cosas
buenas vividas juntos que seria interminable enumerarlas una
a una. Pero sin embargo, entre otras muchas vivencias,
recuerdo muy especialmente y ¡como si fuese ayer! cuando
allá por el año 1988 en nuestra Barriada de toda la vida, la
entrañable Barriada de ‘Zurrón’, y en uno de tantos
Campeonatos de Fútbol Sala que él sabia organizar como
nadie, me dijo: Pepe, me gustaría que colaboraras conmigo,
junto a una serie de personas del mundillo del Deporte,
todas ellas de gran valía y muy comprometidas, para, con el
esfuerzo de todos, intentar poner en funcionamiento en
nuestra ciudad un gran Proyecto de Fútbol Sala: la
Federación de Fefusa. Y me gustaría que te hicieras cargo de
la Secretaria para poner un poco en orden todos los
‘papeles’ de la Federación, pues yo solo no podría con todo
y me haría falta alguien como tu. No podía decirle que no a
una persona tan valiosa como él y que se esforzaba y
trabajaba denodadamente y con una gran ilusión cada día para
hacer más grande el Fútbol Sala de nuestra Ciudad.. Y acepté
gustoso. Y allí estuvimos 8 años en aquel vetusto y
estartalado local del antiguo cuartel de la Policia Local,
(actual ‘Manzana del Revellin’) junto a otros formidables
compañeros, como mi colega Pepe Duarte, Kassen, Juanjo Peña,
Sebastian, Mateos, Traverso , etc. Y allí todos juntos, y
con Pepe como Presidente, formamos un gran equipo, una gran
familia y, tengo que decir que fueron unos años maravillosos
e inolvidables. Porque trabajar con Pepe Benítez era muy
fácil: persona afable, sencilla, amigo de sus amigos.
Trabajador incansable y que siempre buscaba donde no había.
No necesitaba a nadie para valerse de su ‘habilidad’ y
humanidad haciéndose querer para conseguir lo que para
cualquier otra persona que no fuera él, era prácticamente
imposible: Pepe Benítez lo conseguía todo. Y siempre solía
decir: “Y sin un duro” (Frase que siempre tenía en su boca y
que le llenaba de orgullo?)
Y es que Pepe era una persona extraordinaria, pues con tal
de que aquellas legiones de críos y menos críos tuviesen
‘sus Campeonatos’ y sus desplazamiento a la Península, no
regateaba esfuerzo alguno para conseguir lo que se proponía.
Y ahí estará su obra para la posteridad. Y ahí estará en la
historia del Deporte Ceutí, aquellos años de buen Fútbol
Sala que con su entrega y gran corazón supo dar a aquellos
niños, (hoy muchos de ellos, ya hombres hechos y derechos) y
que con toda seguridad podían dar testimonio de ello..Sin
lugar a dudas Pepe, era un gran hombre que lo había dado
todo por el Deporte..
Pepe, mi gran amigo: Tengo que confesarte que me ha costado
muchísimo decidirme a hacer lo que nunca hubiese querido
hacerte: recordarte en estas páginas tras tu fallecimiento.
Ha sido muy cruel para mi, muy triste y me he sentido y me
sigo sintiendo muy mal, pues hasta hoy no me he decidido, ya
que ha pasado casi dos semanas de tan luctuoso
acontecimiento. Me hubiese gustado haberte recordado en vida
como tu merecías, pero por otra parte, tampoco me sentía
bien si no te recordaba aunque fuese de esta manera: era una
decisión muy difícil. Y al final, ha prevalecido el impulso
de mis sentimientos y hoy con el corazón destrozado y
echando por un momento la vista atrás te estoy recordando
como nunca hubiese querido recordarte. De todas formas y a
pesar de ese esfuerzo, ahí queda el testimonio de mi cariño
y de mi respeto.
Cuando era un muchacho y ante la muerte de un gran amigo,
recuerdo como si fuese ayer, como se me quedó grabada
aquella imagen de tristeza y desolación y como:
Triste caminaba detrás del Cortejo, la mirada baja, el alma
de negro, a un lado, su padre, encorvado y ya viejo al otro,
un amigo rezando en silencio. Él se marchaba. ¡Ya no había
remedio! Luego ví como enterraban aquél negro féretro,
Y donde él dormía ya su último sueño
Hoy, esa ya lejanísima imagen, la he revivido con el mismo
dolor y tristeza que antaño con la muerte de mi amigo Pepe
Benítez y no he podido contener las lágrimas, y me dije:
¡Qué pena!...¡no puede ser cierto!...¡no puedes morirte tan
pronto, grité para mis adentro!...Y he sentido mi alma
estremecer….Y he sentido deseo de llorar
Hay un Dios que nos juzga, bien lo sé, que la muerte es
segura y sin piedad. Pero Pepe, creyente en Dios como muy
pocos, y con una fe católica muy sólida y sincera, seguro
que a mano derecha según se va al Cielo, ya estará en un
lugar preferente donde solo descansan unos cuantos, los
elegidos, y él, por todo lo que ha representado en esta
tierra, sin lugar a dudas ocupará un lugar de privilegio.
Descanse en Paz.
|