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OPINIÓN - MARTES, 22 DE ABRIL DE 2008

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Un mal trago para Yolanda Bel

Por Ramón Ros


El programa emitido por la segunda de televisión española, “el escarabajo verde”, dedicado esta vez a Ceuta, ha levantado los “ánimos” del Gobierno de la Ciudad, la euforia de verdes y ecologistas, alimentado las ganas de chinchar de algunos y, sobre todo, ha hecho pasar a Yolanda Bel uno de sus peores ratos desde que está en la primera línea política y, la verdad, no se lo merece, o si, que diría Rajoy.

Es impensable, para empezar, pretender que una ciudad de poco más de setenta mil habitantes, fronteriza con Marruecos y con una difícil orografía, pueda por si misma cumplir todos los compromisos a que está obligada en materia medioambiental, la más cara sin duda de todas las materias a gestionar por un gobierno, si se quiere gestionar bien, naturalmente.

Los municipios de una entidad parecida a la nuestra, que además no presentan singularidades como las antes citadas, requieren de fuertes ayudas de sus diputaciones provinciales, de su comunidad autónoma e incluso del propio Estado, para dar respuesta a sus necesidades de protección del medio ambiente, pero Ceuta, tan distinta en todo menos a la hora de ser criticada, resulta que no tiene Diputación Provincial a la que acudir a pedir ayuda, porque ella sola es su propia Provincia, ni Comunidad Autónoma a la que llamar porque ella sola es su propia Comunidad Autónoma y si hablamos de llamar al Estado, hagámoslo con tiento para no molestar a nadie y así, de esta guisa, recibió Ceuta unas transferencias en materia de medio ambiente que se materializaron en un guardabosques y poco más, teniendo la Ciudad que tirar de sus propios recursos y los cada vez más recortados de Europa en materia de cohesión (que también son recursos de la Ciudad y no del Estado, no hay que olvidarlo), para sellar el vertedero de Santa Catalina que el PSOE nos dejó a todos en herencia cuando nos dotó de Autonomía (año 1995), modernizar la red de saneamiento, que parecía que era la misma que hicieron los romanos hace dos mil años, financiar una planta de transferencia de residuos, etc., etc.

La condición de casi isla de Ceuta, además de su inexplicable aislamiento de la ordenación territorial de España, traen este tipo de consecuencias y la llamada de atención del programa “el escarabajo verde”, no debería servir sólo para disparar contra la Consejera de Medio Ambiente de la Ciudad, quien salvo que dispusiese de cuatro veces el presupuesto que maneja, se ve absolutamente desbordada para dar respuestas inmediatas a problemas crónicos y que sólo se solucionan con muchas dosis de educación medioambiental entre todos los ciudadanos y muchos millones de euros.

Puede que tenga su parte de razón quien sólo ha visto en el Gobierno de la Ciudad una especial atención a la limpieza viaria, por cierto muy cara según algunos, pero la mano de la Consejera Bel es de las que apuntan al horizonte y bien a través de Acemsa, sociedad que preside, bien a través de contactos con el Ministerio y a través de sus propios recursos, está trazando planes a corto plazo que tienen que dar sus frutos en la consecución de los objetivos a que sus responsabilidades le obligan.

Dicho todo lo anterior, el Gobierno de España, que sería algo así como nuestra Diputación Provincial o nuestra Comunidad Autónoma, porque es lo único que nos queda, debe ayudar solidariamente al Gobierno de la Ciudad, porque le entregó a este una Ciudad sin ninguna solución medioambiental, ni para residuos orgánicos, ni para inertes, ni para reciclaje, ni en materia de saneamiento. Es cierto que el Ministerio de Medio Ambiente, hoy finiquitado y subsumido en el de Medio Rural y Marino, ha colaborado con la Ciudad en materia de abastecimiento de agua y depuración, con tres obras importantísimas: la reforma de la red de abastecimiento, la construcción de la estación depuradora de aguas residuales (aunque aquí la Ciudad aporta su parte) y la próxima construcción de un nuevo módulo para la desalación de agua marina y parece que va a colaborar también en el desarrollo del plan director de saneamiento, pero todo ello sigue siendo insuficiente para proteger eficazmente nuestro entorno.

Algo en lo que la Ciudad debería emplearse más a fondo es en sancionar las conductas que atentan contra el medio ambiente y en educar más y mejor a nuestras nuevas generaciones y sobre todo, debería emplearse más a fondo en resolver los problemas de fondo sin importarle tanto la crítica o la estética de las cosas. Un programita de media hora no debería ocupar tanto a nuestros gobernantes, más bien les debería ocupar lo que el programa cuenta, suponiendo que sea verdad y, desde luego, no responder a consecuencia de un programa, sino como consecuencia del trabajo realizado. Fallo en la comunicación. Un escarabajo ha corrido más. Felicidades.
 

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