Y así lo han demostrado el pasado
viernes los chavales del Bachillerato del I.E.S. Siete
Colinas.
Ellos solitos, con orden, con corrección y poniendo los
puntos sobre las íes, se organizaron, se decidieron a
actuar, el día antes, y desde primera hora de la mañana del
viernes ya estaban dispuestos, primero a no asistir a clase
ese día, con lo que ello significa, y luego a irse en
manifestación hasta la Dirección Provincial de Educación.
En el Instituto no provocaron ni el más mínimo incidente, en
la calle tampoco. La educación y el saber estar lo han
sabido demostrar, primero en el propio Instituto y más tarde
en la calle.
Ellos saben lo que se estaban jugando y han preferido perder
un día a tener que perder varios, si es que llegaba un
posible paro de profesores.
Para primero de Bachillerato queda todavía mucho curso, para
segundo hay bastante menos, y además en los instantes
finales y con la selectividad a la vuelta de la esquina.
El que hayan sido los alumnos los que dieran el primer paso
es muy elocuente, y el que también los padres, con hijos en
el centro, se hayan interesado y estén apoyando
incondicionalmente a la dirección, es más elocuente todavía,
y nos dice muy a las claras que aquí no está fallando la
dirección, aquí se está fallando en otra sección, con el
deterioro que ello conlleva, especialmente para la buena
marcha de un centro en el que están matriculados 1147
alumnos.
Y esto es lo más extraño, que la buena andadura de uno de
los institutos clásicos se vea zancadilleada por la forma de
actuar de muy pocas personas, cuando lo normal sería que
desde esa parte hasta la cabeza del centro no hubiera ni el
más mínimo roce.
Este, también, puede ser un toque de atención para las
autoridades educativas, en principio, y para otras, después,
por muy claro que tengan unos y otros que “El Pisuerga pasa
por Valladolid”.
La expresión no la he cogido al azar, la expresión esta, si
no se hubiera pronunciado, en el momento que se pronunció
hace cinco años, o más, a lo mejor el paro de los chavales
de Bachillerato del viernes no se hubiera dado, la pelea de
los dos chicos, fuera del Instituto, la pasada semana no
habría existido y todas las demás reivindicaciones que
pueden ir surgiendo se habrían quedado en el “Limbo”.
Y es más, si por aquellas épocas, con otro Gobierno del
País, y con otras autoridades educativas aquí y otras en la
Plaza de los Reyes, se hubiera cortado aquel “Viva la
República” desde detrás de una puerta, en un acto en el
centro, pero no propio del centro, sino de otras alturas,
ahora no tendríamos lo que estamos teniendo.
Con todo, y es lo que me ocupa hoy, hay que valorar la
posición de la juventud, hay que alabar el comportamiento de
los estudiantes, en su marcha desde el Siete Colinas hasta
la Dirección Provincial y deseo que a partir de hoy mismo
tengamos que alabar también la actuación de la propia
Dirección provincial, por haber tomado las decisiones
oportunas y favorables a la buena marcha de un buen
Instituto como es, ha sido y va a seguir siendo el Siete
Colinas.
Y ahora que estamos en época de finales deportivas, si todo
lo sucedido hasta ahora se valorara en términos
futbolísticos los alumnos de primero y segundo de
Bachillerato habrían marcado el primer tanto.
Particularmente, eso me alegra, porque la juventud, también,
sabe muy bien donde pisa.
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