No, por favor, aplausos no y menos
en público. Lo de querer sacarme a hombros no lo voy a
permitir, basándome en un consejo que me dio mi amigo y sin
embargo compañero, Manolo de la Torre. Me dijo que nunca me
dejara que me sacaran a hombros porque, algunos, se
aprovechan para cogerte el culo. Y por ahí, si que no paso.
Así que mis queridos lectores os ruego, encarecidamente, no
intentéis ni darme ningún aplauso ni, por supuesto, intentar
sacarme a hombros que, en ese asunto no he olvidado los
consejos de Manolo.
Ante tal cúmulo de emociones, no me lo pienso dos veces,
salgo corriendo hacia el cuarto donde tengo guardados los
tarros de derramar lágrimas de emociones fuetes y dejo rodar
por mis mejillas las dos lágrimas, correspondientes, camino
del tarro.
No sé si mi cansado corazón va poder resistir tantas
emociones en tan corto espacio de tiempo. Primero el Jordi
Pujol, Jorge para los que no dominamos el catalán, que me da
la razón en una intervención en la primera de televisión
española, sobre la falta de solidaridad ente los distintos
pueblos que conforman el Estado español.
Hombre, las cosas claras, es reconfortante que un político
de la categoría de don Jorge un par de días después de
escribir mí articulo sobre la falta de solidaridad venga a
decir, en esa entrevista, lo mismo que escribió el menda.
¡Ele mí niño, usease el menda, que no se puede aguantá!.
Lo siento, me tienen que perdonar, pero no puedo evitar la
tentación de tener que besarme aunque, para poder hacerlo,
me tenga que doblar el pescuezo y me coja una tortícolis. No
insistan he dicho, con claridad meridiana, que no me
aplaudan. Sé que les va a costar un trabajo enorme el tener
que contenerse, pero es un favor que les pido. Gracias.
Y como las alegrías y las penas nunca viene solas, en este
caso alegría, cojo mí particular libreta de apuntarme
tantos, que por méritos propios me corresponden, y me pongo
un diez como una catedral.
Y como en las sevillanas ¡vamos por la segunda!. Por fin le
han dado un cargo a Mustafa Mizzian, que digan lo que digan
los demás, como cantaría Rafael, está mas que justificado,
no sólo como se quiere alegar que es por el apoyo que le ha
prestado al Partido Popular, sino porque es un trabajador
infatigable y un luchador nato en buscar lo mejor para los
más necesitados. Y es ahí, donde les duele a quienes lo
critican porque, sin lugar a dudas, puede arrastrar votos
para su partido en detrimento de otros.
Recuerdo que cuando se trató de darle más poder a Ali, este
se negó a aceptar lo que los populares les ofrecían,
servidor escribía, por aquel entonces, un artículo que
terminaba diciendo como en la película Casablanca: “siempre
nos quedará Mizzian”.
Ha tardado, no sé las razones de esa tardanza pero, al
final, se ha tenido que recurrir a Mustafa Mizzian. Nadie
puede negarme lo que dije de:”siempre nos quedará Mizzian”.
Lo siento pero no tengo más remedio que besarme. Estoy que
me salgo pero ni por esas me hacen asesor. ¡Dita sea!
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