Un día de abril de 1906 llegaba al mundo Rosalía Ponce en la
localidad gaditana de la Línea de la Concepción. Sin
embargo, nada haría presagiar que esta mujer sería testigo
de gran parte de la historia reciente de España, y de Ceuta
desde el momento en el que se trasladó a la ciudad junto a
toda su familia siendo sólo una niña. El pasado viernes,
esta ceutí de adopción soplaba las velas por su 102
cumpleaños en su casa de Valiño rodeada de sus amigas. Esto
la convierte en la persona más mayor de Ceuta censada y en
todo un símbolo de la alegría de vivir, ya que Rosalía,
lejos de sufrir los achaques propios de la edad, es una
persona alegre, con una sonrisa amplia y una mirada tierna
que hace que desde el primer momento se sienta cariño por
ella.
Pero si no fuera por una fecha en una partida de nacimiento,
nada haría sospechar que esta mujer ha pasado ya el
centenario. Aún mantiene la piel fina y tersa, sin apenas
arrugas, y conserva la costumbre de comer bien. Una de sus
vecinas asegura que “ella siempre ha sido muy presumida, ya
no lo hace pero hasta hace poco siempre estaba con las uñas
pintadas y con sus buenas cremas cosméticas en la mesita de
noche”. Ella se ríe y dice “el otro día me salió un novio en
la tele pero yo le dije que no quería nada”. También asegura
que “yo de jovencita valía mucho pero ya no”. Todo esto lo
cuenta mientras se comen un sandwich de mortadela y se bebe
un café, ambas cosas que asegura encantarles. Frente a ella,
en la mesa de su pequeño salón, reposa una tarta con sus
respectivas velas que sopla con mucha ilusión, entre la
gente que la quiere y que hoy son su gran compañía, apenas
tres o cuatro amigas y vecinas. No obstante, la que cuida de
ella es Rosa, que vive justo en la puerta de al lado y que
dice que “ahí donde la vemos a ella no le gusta cumplir
años”.
A lo largo de su vida, Rosalía ha vivido dos monarquías, dos
dictaduras, una república, una guerra civil y un periodo de
transición. Por las mismas fechas en las que ella nacía
reinaba en España Alfonso XIII y a pocos kilómetros de su
casa linense, en Algeciras, el país se repartía con Francia
los territorios marroquíes. Después vendrían los años de
Primo de Rivera, la II República y la Guerra Civil. En los
difíciles años de posguerra con el régimen franquista,
Rosalía se dedicó a limpiar las casas de la alta sociedad
ceutí aunque ella afirma que las señoras estaban muy
contentas con su trabajo “porque yo lo dejaba todo muy
bien”. No se casó hasta casi la década de los sesenta,
cuando ya había entrado en la cincuentena pero no tuvo
hijos, por lo que su familia se reduce a Rosa, sus hijos y
unas cuantas vecinas más.
Sin embargo, Rosalía apenas se acuerda de todos esos años y
ahora no sale de su casa, según ella porque tiene problemas
en las piernas, aunque Rosa comenta que en realidad es que
le da vergüenza salir con la silla de ruedas. Pero al margen
de todo eso, Rosalía disfruta de una salud envidiable y a su
alrededor todos esperan que pueda seguir soplando velas
durante muchos años más.
|