Está muy claro que el que se vean
los presidentes de Ceuta y Melilla sea por la excusa que sea
siempre es bueno. Es bueno porque la unión de sinergias y de
fuerzas -como siempre hemos mantenido- es vital en
circunstancias tan delicadas como lo están ambas ciudades en
el aspecto económico y fiscal.
Es realmente trascendente que, aunque con divergencias en
los modos, ambas administraciones consigan estar firmes en
favor de sus circunstancias y pujando por lograr la atención
decidida y decisiva de la Administración General del Estado
en estas dos ciudades que conforman la única frontera
terrestre con el vecino Marruecos y que, por su
extrapeninsularidad y sus singularidades, la hacen en
derecho ser entendidas, comprendidas y apoyadas con
verdadera implicación.
Que la reunión de Vivas e Imbroda se produzca por el hecho
de la coincidencia de ambos en la entrega de los premios
Cambio16 que se producirá mañana en Madrid, debe ser tomada
como bienvenida. Sobre todo porque no se producía un
encuentro entre oficioso y oficial desde el pasado 2 de
septiembre en que Melilla fue la autonomía invitada en el
Día de Ceuta. Hay que tener en cuenta que una reunión
oficial para la acción conjunta frente a la administración
central no se producía desde hace algo más de un año.
No será pues esta reunión del calibre y la fuerza de otras
bilaterales que se han celebrado bien en Ceuta o bien en
Melilla. En esta ocasión el encuentro no llegará a las dos
horas. A las 18’00 horas se reúnen, pero a las 20’00 horas
deben estar en el teatro Eslava así que esta reunión será
para acomodar bases y establecer o retomar agendas de
trabajo conjunto toda vez que ya se sabe, tras las
Generales, quién es el morador de la Moncloa.
Vivas e Imbroda recibirán el premio Cambio16 por el fervor
con que los pueblos acogieron a los monarcas en su visita a
Ceuta y Melilla. Un buen motivo para reencontrarse.
|