Hace un par de años, aprovechando esa maraña de relaciones
personales que al final suele moverlo todo, tres profesores
de otras tantas universidades de la ciudad condal, la Ramón
Llull, la Universidad Internacional de Catalunya (UIC) y la
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona,
propusieron como trabajo de curso a sus alumnos la
elaboración de diferentes proyectos urbanísticos para Ceuta,
una ciudad paradójica, pequeña y grande al mismo tiempo, con
enormes complejidades extra. Su contenido y la reflexión
sobre esta ciudad que realizaron sus autores fue el tema
sobre el que gravitó la primera sesión de las II Jornadas de
Arquitectura y Urbanismo del Instituto de Estudios Ceutíes
(IEC), que ayer se inauguraron bajo la batuta de su
director, Simón Chamorro, en presencia de los consejeros de
Fomento y Educación, Juan Manuel Doncel y Mabel Deu, en el
Salón de actos de la Asamblea.
Previamente, en el Hotel Parador La Muralla y ante el
también arquitecto Manuel Gentil, su vínculo con Ceuta, los
tres docentes, Amador Ferrer (Ramón LLul), Josep Cargol (UIC)
y Julián Galindo, se reunieron para poner en común con este
periódico las conclusiones de su trabajo, que incluyó
diferentes diagnósticos urbanísticos de Ceuta.
Sus trabajos, carne de probeta alimentada con el
“atrevimiento” que se supone a los universitarios,
seguramente no se aplicarán nunca tal cual, pero sí servirán
como valiosas aportaciones al debate actual sobre cómo debe
diseñarse la Ceuta del futuro. Sobre todo porque, en su
análisis teórico, los alumnos llegaron a los mismos nudos de
conflicto que copan hoy las portadas de los medios: la
recuperación y ordenación del litoral marítimo ceutí, la
recuperación de los terrenos que hoy ocupan los cuarteles,
la gestión de las “intersecciones” entre el centro y la
periferia, el nudo del Foso de la Almina...
“En Ceuta hay unas enormes posibilidades para mejorar su
trama urbana y piezas susceptibles de transformación que un
día u otro van a cambiar como los cuarteles, que pueden
aportar muchísimo a la ciudad si se gestionan bien”, opina
Ferrer, que considera fundamental que el nuevo PGOU sepa
“identificar bien” cuáles son esos piezas con valor
“transformador” para la ciudad.
La UIC y Cargol centraron su análisis en el litoral y en el
planeamiento de algo así como una Universidad Cultural del
Mediterráneo con una Facultad de Arquitectura y sus centros
repartidos en esos ‘vacíos urbanos’ o “áreas de impunidad”
existentes, otra forma de llamar a los acuartelamientos
emplazados aún en pleno casco urbano.
“Lo más interesante fue ver que no hay una Ceuta, sino
muchas, y con muchos lugares de intervención porque las
cosas cambian y los cuarteles se convierten en viviendas o
en centros comerciales, y con muchos espacios de
intersección, de no encuentro”, aporta Julián Galindo, que
considera esos terrenos “los nuevos centros”.
Esos solares son, a su juicio, el actual Mercado Central, a
recuperar como nudo interno de La Almina, y el terreno entre
esta y el Campo Exterior, espacio que la UIC abordó como “la
nueva rótula” de Ceuta y el frente portuario como espacio
“que ya no es sólo comercial, sino al que hay que abrirse y
trabajar con él”.
Aparte, Galindo y sus alumnos plantearon la posibilidad de
convertir la carretera hasta Benzú como un nuevo itinerario
“de estaciones de ocio y culturales”; recuperar el Hacho
como gran parque metropolitano; rehabilitar la fachada sur
de la ciudad con edificios en altura a imagen y semejanza de
las columnas de Hércules y reintegrar el mar en la
estructura urbana ceutí.
¿Cuál debe ser el nuevo centro de Ceuta para cambiar de
verdad como ciudad? Según Galindo, la rotonda que hoy acoge
la escultura de Enrique el Navegante, “punto de encuentro
idóneo para todo el que llega aquí” a cuya propuesta de
remodelación dedicó buena parte de su trabajo de proyección
urbanística. Para terminar, Cargol apunta una orientación
metológica “básica” que pasa por no actuar como un fontanero
“chapuzas” que pone parches sino por enfocar la ciudad como
un todo que cuenta, además, con una especificidad
“fantástica”: su topografía, una característica que muchas
veces complica y que, a su juicio, aporta notables
potencialidades.
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