A poco que nos fijemos y
analicemos la situación económica que atraviesa la ciudad,
nos damos cuenta de que Ceuta necesita un verdadero impulso
capaz de sacarla de un abrumador letargo en el que se ha
sumido como consecuencia de la falta de competitividad que
denota, pese a todo lo que supuestamente dispone en el
ámbito económico-fiscal. El Régimen Económico y Fiscal
necesita de reajustes claros, junto a una modificación del
IPSI, inclusive abandonando todo camino previo y adentrarse
en el mundo de la Unión Aduanera con las especifidades
marcadas para Ceuta como las que posee Canarias [ese camino
canario ya se ha probado y funciona con éxito]. Movimientos
que deben ser capitaneados por una Administración Central
que cumpla con el deber de aportar equilibrio a todas las
regiones de España. Una fuerte apuesta por la economía
productiva no sería mala señal, sobre todo teniendo en
cuenta como se mueve el vecino del sur. No debiera dejarse
pasar la oportunidad de reaccionar con la solvencia
necesaria como para que España apueste económicamente por
sus dos ciudades enclavadas en territorio extra peninsular
desde hace más de cinco siglos. Claro que la apuesta
económica para revitalizar una región no sólo se hace a
través de políticas sociales [salarios tipo PER andaluz] que
cumplen su función a corto plazo, sino que es -no sólo
necesario- imprescindible que se favorezca la inversión
privada, buscar el modo de emplear con rigurosidad las
Reglas de Origen en sedes administrativas estatales, apostar
por una Ceuta dotada del mejor servicio que aportar como
ciudad ubicada en el epicentro de una excepcional ‘geozona-económica’,
y, entre otras cuestiones, favorecer políticas turísticas en
las que, desde el Ministerio del ramo, se focalice parte de
la acción estratégica de España como primer país turístico
de Europa. Ceuta tiene su potencialidad. No tratarla con
ambición de futuro y sólo mediante coyunturales acciones,
fomenta el rumor cada vez más intenso de una ‘hoja de ruta’
en la que no queremos creer.
|